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Martes, 9 de febrero de 2010

MUSICA › EL TRIO DE RAIZ FOLKLORICA ACA SECA PRESENTA SU TERCER CD

La otra cara del folklore

Con producción de Lito Vitale para el nuevo sello independiente Calle Angosta, el trío compuesto por Juan Quintero, Andrés Beeuwsaert y Mariano Cantero tiene listo Ventanas, un disco doble que ratifica la condición de referente que se ha ganado el grupo.

 Por Cristian Vitale

Aca Seca se formó allá por 1999, en la Facultad de Bellas Artes de La Plata.

Son muchas, pero sobre todo dos, las que realmente cuentan. Dos formas de hacerse camino al andar en la música. Una, la fácil, con dinero. Una productora exitosa, publicidad, exposición mediática y una estética no demasiado jugada. Más bien complaciente. Apoyada sobre lo que hay. Sobre lo que vende. Otra, llena de escollos a desmalezar. La vía del hacha, digamos. La compleja. Es ésta, claramente, la que desanda Aca Seca –el inspirado trío compuesto por Juan Quintero, Andrés Beeuwsaert y Mariano Cantero– desde que un día de 1999 ocurrió la idea. La de tres estudiantes de Composición y Dirección Coral y Orquestal de la Facultad de Bellas Artes de La Plata que decidieron confluir para pintar con un color distinto la cara del folklore. “Me doy cuenta de que hay una vuelta muy fuerte... no me voy a hacer el boludo”, se ríe Quintero cuando se les pregunta si se sienten como una especie de faro para la nueva camada de compositores de la música de raíz. “Está bueno, porque hay un montón de gente que te acerca los discos, que te quiere escuchar, recomendar. Se activa un intercambio muy vivo, aunque es cierto que nadie entre la gente del entorno en que nos movemos se casaría con eso de decir ‘soy el referente de tal cosa’. Es un lugar difícil como para hacerse cargo”, cierra el guitarrista, compositor, cantor y compañero musical de Luna Monti.

Cierra para abrir, claro, porque Ventanas –tercer trabajo discográfico del trío– no hace más que ratificar la condición de grupo-faro en el rubro. Un disco doble –el mimado del catálogo inicial del sello Calle Angosta– que suma a la producción de pluma propia el brillo de versiones que hicieron de plafón al personal estilo del trío mimado –también– de Pedro Aznar, versiones lúcidas de temas de Eduardo Mateo, Manuel Castilla y Rolando Valladares, entre otros. “La verdad es que la propuesta de Lito Vitale (director artístico del sello) nos agarró a medio camino, porque teníamos la mitad del trabajo hecho. Pero la estructura del sello nos posibilitó probar y componer el resto del material en el estudio, todo pago. Algo que hasta ahora, por una cuestión de plata, no habíamos podido hacer. El disco tiene su gustito particular, porque no estaba preconcebido de antemano... se hizo sobre la marcha”, sigue abriendo Juan, nacido en Tucumán 32 años atrás.

–¿Por qué el título Ventanas, más allá de ser la canción de José Flamenco?

–Nos pasó lo mismo que cuando le pusimos el nombre al grupo. Me encanta el nombre Aca Seca, pero ha sido una decisión tomada en una tarde, súper apretados de tiempo y en medio de la urgencia de decir “boludo, basta de joder, pongamos el nombre”. Así pasó con el Avenido, y también con éste. Teníamos que decidir el nombre en ese momento ¡por mail!, y así salió. Creo que lo elegimos porque era el nombre más potable, dentro de la catarata de cagadas que estábamos diciendo (risas). Igual, hay un sentido por el lado de lo intuitivo que refleja lo importante.

–¿Qué?, ¿la fantasía de una ventana abierta a muchos sonidos? Se trata de un disco ecléctico, tal vez el más de Aca Seca, incluyendo el DVD y el material extra...

–Es el significado en el que los tres estamos de acuerdo. Andrés fue el que dijo “los temas son como ventanas”, y es verdad. Pero tal vez haya algo más que no conocemos. En principio, la de las ventanas es una metáfora de fácil aplicación.

Lo distinto de Ventanas, además, pasa por un relevo en la autoría de los temas. Si en los dos anteriores (Aca Seca y Avenido) el grueso de las composiciones pasaba por Juan, esta vez primó el tacto rioplatense y ecléctico de su otro yo (Beeuwsaert), mientras el vate tucumano concibió solo dos: “Paloma” y “Solitario”. “¿Vago para componer?, depende el momento. A veces me tienen que empujar (risas). No sé... hay veces que uno va fluido y saca temas en un día sin revisar nada. Y otras, como ahora, en las que me siento un espejo más crítico. Por eso, en este disco es más notoria la mano del Andrés en la elección de varios temas y en las composiciones. Además ha elegido Ventanas, y en esa parte ha habido una tendencia suya. Si tengo que hablar de lo mío, bueno... ‘Solitario’ es una música que tenía sin resolver y que me he puesto a laburar por la presión de Lito y de mis compañeros. Es uno de los temas que, como decía antes, se terminó en el estudio, con el aporte de todos. Incluso había frases que estaban en duda y tuve que proponer varias posibilidades para que voten entre todos.”

–Horizontalidad plena...

–Súper, sin rispideces. Creo que por eso se ha sostenido el grupo durante diez años. Si no es plena del lado de los tres, si no es totalmente participativa, la cosa no tiene fuerza. Se hace agua.

–En el caso de “Paloma”, se nota clara la influencia de la música riojana. ¿Es de sus preferidas?

–Tengo un cope ahí, sí. Sobre todo con los modos de composición tradicionales de La Rioja, me refiero a esa cosa de las repeticiones. “Paloma” arrancó siendo un juego medio cabezón por ese lado... una frase que se repite, y otra que va cambiando su significado, y dando significados nuevos. La idea del juego intelectual que por supuesto terminó siendo una catarsis a puro llanto.

–Entre el material extra son muy austeras las versiones de “Pobre mi negra” y “Al dolor de mi gente”. ¿Se siguen sintiendo cómodos con el aura intimista que caracterizó los orígenes del trío?

–Sí, con esa atmósfera de ensayo ¿no? En el caso de “Pobre mi negra”, el solo uso de teclado junto a una percusión pequeña nos llevó, como dice, a los primeros ensayos de grupo. Fue como un reflejo. Nos hizo acordar a cuando nos sentábamos cerca del piano y cantábamos en chiquitito. Así fue el germen de la música de Aca, hasta que nos enchufamos y nos sofisticamos (risas).

–¿Se arrepienten?

–No. Al final, todo suma. Pero está bueno volver de vez en cuando.

–Parado en su nuevo rol, Lito sostiene que rinde más, en términos de difusión, aparecer en medios chicos pero afines que en “vidrieras de masas”, como podrían ser los programas con más rating de la televisión abierta, y puntualmente nombra a ustedes como un ejemplo válido. ¿Acuerda?

–Estoy de acuerdo, pero es algo que hay que saber cruzar. Yo creo que él lo sabe porque ha ido a programas como el de Tinelli. Creo que negarse de antemano a ciertas experiencias es como claudicar ante esfuerzos que se pueden hacer.

–¿Ejemplos?

–Bueno, hay ciertos festivales de Tucumán a los que no voy más, porque sé cómo se organizan, sé el estado de ebriedad al que se llega en ciertos horarios, y bueno (risas). En fin, estoy de acuerdo con Lito. Hay lugares donde no hay que ir.

–Si vienen de alguno de esos mega programas y los invitan para tocar, ¿van?

–Los mando a la puta que los parió (risas).

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