El Dúo Coplanacu actuará con Raly Barrionuevo y el Chaqueño Palavecino, el domingo a las 20.
Imagen: Bernardino Avila.

Dichosamente, en esta ocasión es al revés: Buenos Aires no irradia desde su centro hacia allá, sino que es irradiado “desde allá” hacia su centro. Aunque le ponga su sal de gran urbe, la de la heterogeneidad, el desprejuicio y la innovación, el Festival Internacional de Folklore de Buenos Aires (Fifba), como su nombre lo indica, se deja bañar por una impronta federal que conlleva las distintas expresiones de los barros folklóricos de la República. Empieza hoy, libre y gratis, en el amplio y oxigenante bosque de La Plata (1 y 53), dura hasta el domingo, y en él confluirán las más diversas propuestas de la música popular argentina, como ocurre desde hace tres años por iniciativa del Instituto Cultural de la Provincia. “En general, uno desde el interior lee Buenos Aires y supone Capital Federal, pero también debe leerse La Plata, ¿no? Creo que el pujo cultural que esta ciudad tiene por sí misma hace del festival un evento súper participativo”, inicia Roberto Cantos, santiagueño y guitarrista del Dúo Coplanacu que, esta vez, cruzará actuaciones con Raly Barrionuevo y el Chaqueño Palavecino, el domingo a las 20, con el nombre de Fiesta Norteña. Esto es: zambas carperas, chacareras santiagueñas y ritmos del noroeste bajo un mismo cielo.

Será uno de los aspectos, dicho está, que le pondrán vida a la tercera edición del Fifba, que empieza hoy viernes a las 15.30 con un desfile inaugural a base de agrupaciones tradicionalistas y prosigue con Duratierra, Silvia Gómez y Mariana Baraj en el escenario alternativo (cinco mil personas cómodas). Seguramente el festival tendrá sus picos, al menos en términos de masividad, en la actuación de Soledad Pastorutti, que prevé un set acústico e intimista (cara a cara) en el escenario Fogón, y la Noche Litoraleña que, en el escenario Panorama (20 mil personas), tirará toda la carne al asador desde las 20 hasta que las velas no ardan. Allí estarán varios de los máximos referentes del chamamé: Club La Calandria, Simón Palacios, Ubeda–Chávez, Octavio Osuna y Lidio Reyes, las Damas Del Litoral (Teresa Parodi, Ofelia Leiva y Ramona Galarza), más una bailanta que animarán Antonio Tarragó Ros y sus Tarragoceros. “Es fundamental que se realice este festival porque tiene como eje la diversidad. Este es un momento en el que la música folklórica está en plena ebullición, en constante movimiento y hay propuestas muy interesantes”, sostiene Mariana Baraj, cuya actuación está prevista para las 19.

“Está bueno que haya festivales y encuentros de este tipo, nos mantienen vivos, nos renuevan”, coincide Agustín Ronconi, compositor, cantante y multiinstrumentista de Arbolito. “En la Capital teníamos un festival similar, se llamaba Música de Provincias y tenía una onda bárbara: se traía a músicos de todos lados y era una gran oportunidad para que pudieran mostrar lo suyo acá, pero Macri se encargó de que el festival no se haga más.” Es la tercera vez que el grupo con más predicamento en eso de la delgada línea que une –o separa– a las expresiones folklóricas del rock participa en el Fifba. La primera, que también fue el debut del festival, trocaron onda con el ballet Amerindia, que terminó participando en el video de “Baila Baila” –tema clave de Despertándonos, último disco del grupo–, la segunda tocaron junto al Dúo Coplanacu y Peteco Carabajal (“Una noche increíble”, evoca Ronconi) y esta vez compartirán el sábado con los inspirados Orozco–Barrientos, Los Chazarreta y, entre otros, Gustavo Santaolalla. El ex Arco Iris subirá al escenario Panorama junto a las Glorias Argentinas de Hoy –Elpidio Herrera y las Sacha Guitarras, los Viñateros All Stars, de Mendoza– y un final que se espera conmovedor con un grupo de cincuenta pibes cantando una copla colectiva en honor a Leda Valladares. “No va a faltar el buen vino”, se entusiasma Ronconi.

Otra de las aristas del Fifba, la de los artistas internacionales, irá esta vez por el lado de la chilena Juana Fe, el Sexteto Tabalá como vehículo de los ritmos de la costa del Pacífico a la altura de Colombia, Chicha Libre (Perú negro + Perú criollo), los brasileños de Cobra Verde (cumbia amazónica) y la cantautora peruana Eva Ayllón. “Me alegra saber que el folklore sigue vigente en la Argentina, aunque debería tener la prominencia que se les da a otros géneros. Es un género que necesita más apoyo de los gobiernos, pero también necesita que las audiencias continúen su devoción, porque es el alma de nuestros pueblos. Esta será mi primera vez en La Plata, pero he participado en el Festival de Cosquín y me pareció de muy buen nivel, con intérpretes de envergadura y un despliegue técnico de acuerdo con las demandas... No espero menos en La Plata”, se esperanza la peruana, que seguirá su minigira argentina por el Teatro Coliseo de Lomas de Zamora y el ND Ateneo.

Además de la fiesta norteña y la Ayllón, el día del postre espera a Gerardo Núñez y Claudio Sosa para evocar a los Hermanos Núñez, la Compañía Nuevo Arte Nativo con Koki y Pajarín Saavedra; el Potro Ballet, uno de los grupos que le pondrán onda al zambódromo, una pista de baile que imita los patios de tierra provincianos; y los arriesgados –tribales y modernos, les dicen– de Tremor. “Es la segunda vez que estamos y algo en lo que se ha superado el festival en esta edición es en la heterogeneidad de la programación artística, que permite que artistas nuevos compartan festival con artistas masivos y populares. Creo que todo lo que genera apertura y diversidad enriquece, y está bueno que esto se esté asociando al folklore”, sostiene Leo Martinelli, creador del trío que debe su nombre al rufián del Mortal Kombat.