Buenos Aires se convirtió en la segunda casa de Miryam Quiñones, cantante peruana y viajera que busca y sigue a la Luna. Parece que hay cierta fascinación entre la Luna y ella: su aura de misterio, lejanía y soledad la inquieta y seduce. Tal vez sea ese el motivo que encontró para cantarle y crear sus “Cantos de luna llena”. “Busco a la Luna en el cielo y se me ocurrió que sería hermoso cantarle cada mes cuando estuviera plena.” En lo que va del año sus cantos de luna se escucharon en Lima, Cusco, Urubamba, Santiago de Chile, Pergamino y Chascomús. Ahora es el turno de Buenos Aires. Actuará hoy a las 21 en La Biblioteca Café, M.T. de Alvear 1155.

La velada que propone será íntima, con música, poesía y platos peruanos preparados especialmente para la ocasión. Miryam ofrecerá una selección de canciones de autores latinoamericanos contemporáneos, de diversos países y épocas. “Algunos reconocidos, otros quizá no tanto, pero todos con una obra maravillosa. Y claro, algunas de estas canciones tendrán como eje temático la Luna. Las elegí por su belleza. Son canciones seleccionadas con delicadeza y pensando siempre en lo que estoy tratando de transmitir a quienes me escuchan.”

El contenido de la canción, dice, es lo que la inspira permanentemente. Identificarse con lo que canta es para Miryam la única manera de poder interpretar las canciones con autenticidad. Y agrega: “Ahora, si una buena letra viene además acompañada de una bella melodía y musicalidad, tenemos una canción estupenda”. En el repertorio elegido hay muchos autores que despiertan su admiración. “Como soy intérprete valoro mucho el don de encontrar las palabras precisas para contar una manera de pensar y de sentir. Hay canciones que perfectamente podría suscribir, y que encierran una visión del mundo y de la vida muy similar a la mía. Esas son las que elijo para cantar.” Y menciona como ejemplo “Hijo de la Luna”, de José María Cano; “Tonada de Luna llena”, de Simón Díaz; “Créeme” (versión que hará con Vicente Feliú); “Parao”, de Rubén Blades; “Brazos de sol”, de Alejandro Filio; “Greta”, de Pedro Guerra; “El tercer deseo”, de Augusto Blanca, y “Las flores buenas de Javier”, de su adorada Chabuca Granda.

En su recorrido por Latinoamérica, Miryam compartió escenario con trovadores de distintos países, como Silvio Rodríguez, Teresa Parodi y Adrián Goizueta, entre otros. “Muchos de ellos determinaron lo que ahora soy. Creo que es uno de los aspectos más hermosos y satisfactorios que me viene brindando este camino del canto. Y ver, además, cómo con su apoyo le dan reconocimiento a mi trabajo, me emociona y me hace sentir que todo el empeño vale la pena.” Su camino como solista comenzó profesionalmente hace más o menos 7 años. Después de pasar por los talleres de Arte de la Universidad de Lima (donde terminó la carrera de Comunicación Social), las aulas del Conservatorio Nacional de Música y la Escuela de Artes Vocales de Santiago, Chile, formó parte de varias agrupaciones en Lima. Pero sus ganas de tener mayor libertad de acción y decisión motorizaron su deseo de andar un camino propio. Hoy, inquieta, cuenta que su principal propósito es ofrecer belleza y dejar algo bueno en el corazón de quien la escucha. “Siempre quise hacer sentir a los demás lo que me hacían sentir a mí los cantores que admiraba. Si logro conmover, si logro tocar una fibra del alma y dejar algo bello con mi canto, siento que mi misión está cumplida.”

Los discos editados de manera independiente por Miryam son cuatro. Locuras, Miryam Quiñones canta a Silvio, En Vivo I, con temas de autores iberoamericanos, grabado en un recital en Lima; En Vivo II, también con temas de diversos autores, grabado en concierto, y Transparencias, un disco con canciones de autores peruanos de distintas generaciones. Mientras trabaja en su quinta producción sueña con la próxima noche de plenilunio para compartir con su público un rato especial, cargado de disfrute. Como invitado, Miryam contará con la presencia del trovador cubano Vicente Feliú, con quien ya compartió escenario en varios países y por quien siente “un gran cariño y admiración”.