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Sábado, 5 de octubre de 2013

MUSICA › LORENA ASTUDILLO PRESENTARA HOY MAR DE FLORES EN LA TRASTIENDA

“Esta vez necesité adueñarme de la música”

 Por Cristian Vitale

Lorena Astudillo dedica su flamante disco, Mar de flores, a todas las mujeres que “en asombrosa diversidad” florecen en estas tierras. El toque femenino va de suyo, fluye de entrada: ella, su voz, sus letras y una guitarra. La diversidad nutre tal toque con vidala, zamba, chacarera, huayno, chamamé, tango y candombe. Casi todo propio –trece entre quince piezas– más algún “desliz” ajeno que toma cuerpo en Luis Alberto Spinetta y Juan Falú. En “Quedándote o yéndote” y “Zamba del arribeño”, para más precisión. “La verdad es que no iba a meter ningún tema de otros, me la iba a bancar sola hasta que, en plena grabación, nos quedaron dos horas libres y por sugerencia de Ariel (su marido y productor) los grabé, y quedaron hermosos. ¿Cómo resistirse? Pongamos que son dos infiltrados”, se ríe ella, ante una totalidad que va en sentido contrario. Que la pinta, por primera vez en cinco discos, como autora, compositora e intérprete. “A ver. Soy una admiradora de los grandes compositores y decía ‘qué voy a andar yo componiendo con esas obras increíbles para hacer versiones’, pero tuve un deseo, un impulso, y en dos años compuse casi todos los temas. Necesité adueñarme de la música”, extiende.

–¿Suspicacia de género, tal vez?

–La verdad es que a las mujeres nos cuesta atravesar ciertos discursos, eso sí, pero a esta altura del mundo es una cuestión personal, es animarse. Lo mismo que el hombre cuando ocupa el rol de intérprete o bailarín, ¿no? Por suerte son discursos que están en retroceso. La verdad es que me di libertad de vuelo, necesité decir cosas que son parte de mi diversidad.

–¿En qué mujeres focaliza cuando dedica el disco a todas las que florecen en estas tierras?

–En todas y en cada una, pero si tuviera que hablar del rubro, bueno, hablaría de Violeta Parra, de Chabuca Granda, de Mercedes Sosa... En fin, de aquellas que se animaron a más cuando todo era complicado.

Mar de flores, que la cantautora presentará hoy a las 21 en La Trastienda (Balcarce 460), implica entonces un salpicado de géneros con letra y música de pluma propia que, amparado en varias ayuditas de varios amigos –Hugo Fattoruso, Daniel Maza, Rudi y Nini Flores, Lilián Saba y Pablo Fraguela, entre ellos–, atraviesa una serie variopinta de géneros folklóricos mirados desde la gran urbe. “La verdad es que nací en Caballito y me crié en Lomas de Zamora, y sabemos que acá se escucha todo. Amo la vidala bagualera, por ejemplo, y de hecho abro el disco con una (‘Ollita de barro’), pero no soy ‘la’ coplera del Norte. No tengo ese temple, sino el de una habitante de ciudad que se atasca en el Obelisco y llega tarde adonde tiene que ir. Tengo esa consistencia, aunque el paisaje folklórico me deja ampliar el alma. Me conecta con algo más trascendente”, sostiene Astudillo, que también es licenciada en psicología, actriz y docente de canto.

–Con “los” paisajes folklóricos, en todo caso. Ha incluido casi tantos como temas tiene el disco...

–La diversidad, ¿no? Más lo impredecible, porque la verdad es que quería un disco austero, minimal, en el que cantara sutil y sola con mi guitarra, hasta que todo se empezó a abrir, empezaron a prenderse Fattoruso, Maza, Saba... ¡y terminamos siendo como treinta!

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