Una, Laura Hatton, canta. Puntualmente, es la soprano que le faltaba a la agrupación de tango femenino Flores Negras, para reiniciarse tras una larga impa-sse. La otra, Cecilia Picaroni, también canta. Pero además toca guitarra, charango y percusión en una de las bandas pioneras de música popular latinoamericana, totalmente hecha por mujeres: Fulanas Trío. Una y otra, entonces, forman parte de la avanzada femenina que ocupó espacios en la música, tanto como en la vida misma, en los albores culturales del siglo XXI. “Al haber pasado por este mundo mujeres como Mercedes Sosa, Violeta Parra y Chabuca Granda el camino nos quedó allanado”, dispara Picaroni en un intento por contextualizar –y naturalizar, claro– el marco estético en que ambas, con sus respectivas bandas, confluirán hoy a partir de las 21.30 en Salta y Resto (Salta 755). “Hace unos años era raro encontrar grupos íntegramente formados por mujeres, pero cada vez es más común. En nuestro caso puntual, no fue que teníamos que ser mujeres sí o sí, sino que la cosa pasó más bien por la búsqueda de un repertorio, y se dio que éramos todas mujeres”, insiste la multiinstrumentista, ante una sentencia firme de Hatton: “Se acabaron los prejuicios”.

–Y vertiginosamente, dado que la cantidad de grupos femeninos que hacen música popular pasó de cero a muchos en pocos años: China Cruel, Las del Abasto, De Boca en Boca, Aymama, De Tal Palo, ustedes, en fin. ¿Será que la mujer se le atrevió a los instrumentos, cuando antes su rol se restringía casi exclusivamente a la voz?

Cecilia Picaroni: –En algún momento hubo una bisagra, sí. Recuerdo que cuando aparecimos nosotras casi no había grupos así... solistas sí, había muchas, pero grupos, solo las De Boca en Boca, que recuerde.

Laura Hatton: –¿Tendrá que ver con la cuestión tecnológica, que te permite grabar discos en cualquier lugar, en cualquier casa?

C. P.: –Y la cuestión pedagógica también, porque un montón de mujeres empezaron a estudiar percusión, cuerdas de candombe, música colombiana. Se iniciaron búsquedas que se han liberado para muchos lados, ¿no? En Bellas Artes de La Plata se ve mucho esto, y también en otros conservatorios o escuelas del país. Mucho, la verdad.

Flores Negras llega a esta juntada de boquitas pintadas con un disco bajo el brazo (Cuatro voces en tango) y otro por venir. “Estamos trabajando duro por él”, informa Hatton, la ex Buenos Aires 8, que se integró al cuarteto –casi– vocal antes de su presentación en el Festival de Granada y luego de una separación momentánea que abarcó el primer lustro del siglo. Originadas en 1996, bajo el mandato del impresionante tema de Francisco De Caro, y amparadas en los halagos del poeta Horacio Ferrer y el padrinazgo de Rubén Juárez, estas cuatro flores (Hatton más Cecilia Bonardi, Laura Esses y Alejandra Cañoni) abordan un mosaico de tangos, milongas y candombes que se manifiestan concretamente en versiones de “El Choclo”, “Che bandoneón” y “Milonga de la anunciación”. “No faltará ninguno de los tres”, prevé la cantante. Fulanas, en tanto, hoy es un “trío de cuatro”: Picaroni más Victoria González Scotti en percusión y piano; Victoria García, en piano, acordeón, percusión y voz, y Silvina Cañoni –hermana de Alejandra–, en percusión, verdulera y guitarra. “Acabamos de llegar de una linda gira por Cuba, donde estuvimos casi un mes tocando en lugares como La Habana, Trinidad y Santa Clara. Intercambiamos muchos conocimientos con músicos de allí, y eso se verá en el disco que estamos haciendo”, informa Picaroni sobre el trabajo que sucederá a la placa debut (A Desenmarañar) y el formidable Azúcar de caña, editado en 2008. “Siempre tuvimos ganas de hacer algo juntas, de compartir. Tenemos estilos diferentes, es cierto, pero la cuestión era unir ambas agrupaciones en los dos géneros: musical y humano”, sostiene la guitarrista, y anuncia dos temas que no faltarán por parte de las Fulanas, banda enraizada, dicho está, en la interminable fuente de la MPL: “Dignificada”, de la tríada Lila Downs-Paul Cohen-Armando Villareal, y “Zanja del mar”, de Alejandra Cañoni.

–Tema propio y a estrenar...

L. H.: –Lo que hay que hacer, sí. Yo, pese a que nací en Estados Unidos, amo la cultura argentina, y tanto el folklore como el tango han tenido una evolución divina, como lo están comprobando las nuevas generaciones. Es un error seguir pensando que ambos géneros son un cliché de lo que pasan en los medios.