Sábado, 22 de agosto de 2015 | Hoy
MUSICA
Por Ariel Winograd *
Confieso con total sinceridad que la noticia fue un shock.
Nosotros tuvimos una experiencia en Mi primera boda en 2011; incluso lo habíamos llamado para mi siguiente película, Vino para robar, y sus compromisos se lo impidieron. Pero nos quedamos con un recuerdo muy paternal, de mucho cariño. Nos sentimos muy honrados de haber laburado con él y también con Marcos Mundstock. Tengo el recuerdo de estar primero delante de un maestro, delante de un genio, pero por sobre todas las cosas frente a un tipo muy familiar y querible. Tenía mucha humildad: suena muy típico señalar esto, pero es la pura verdad.
Mi primera boda fue mi segunda película y surgió la idea de mandarles el guión. Lo leyeron, nos juntamos y humildemente nos dijeron: “Che, ¿les molestaría si les proponemos para cambiar algunos diálogos de nuestros papeles?”. Y nosotros, obviamente, les dijimos que nos encantaría. No se lo íbamos a pedir de una, pero ese tipo de sencillez se trasladaba también a generar esta cosa medio paternal. Y fue muy lindo porque Mi primera boda fue una película con muchos actores de comedia y había muchas generaciones de actores: tenerlos a ellos era un sueño en vida.
No es una cuestión de uno, sino una cuestión cultural: Les Luthiers ha atravesado generaciones. Han inventado un código de humor. Es un humor inteligente y con un nivel que parece simple, pero que tiene una gran complejidad. Y no deja a nadie afuera. Todo el mundo se desternilla de risa con lo que hacen. Son esa clase de maestros que ya no existen más. Y por eso, fueron y siguen siendo tan populares en el mundo.
* Cineasta. Director del film Mi primera boda, en el que trabajaron Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock.
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