El comienzo puso en escena la total falta de artificio. Antes, delante del telón, la excelente orquesta de Mariano Otero había tocado, en un alto nivel, tres de los temas que habitualmente hacen en sus conciertos de los lunes en La Trastienda y que forman parte de su disco recién publicado, Tres. Y, al abrirse el telón, Dave Holland simplemente habló. Presentó a los músicos, agradeció a Otero y recién después llegó la perfecta, sincronizada y avasallante demostración del que para muchos es el mejor grupo de jazz de la actualidad. El nivel técnico del contrabajista, del saxofonista Chris Potter, de Steve Nelson en marimba y vibráfono, del trombonista Robin Eubanks y el baterista Nate Smith es sorprendente. Pero lo es aún más la poderosa cohesión, la calidad de las composiciones y la originalidad de esa especie de neo ellingtonismo que abreva, con igual soltura, en Nueva Orleans y el free jazz.