Miércoles, 24 de agosto de 2016 | Hoy
MUSICA › ENTREVISTA A ADRIáN GOIZUETA Y LUIS ENRIQUE MEJíA GODOY
El argentino y el nicaragüense se conocen desde los duros años de exilio: su encuentro musical dio por resultado Viva Vida, un disco que presenta trece piezas de indudable prosapia americana, con pinceladas de tango y de jazz.
Por Cristian Vitale
La obertura “Viva Vida”, track uno del disco, es instrumental. Pero la letra, que se materializa al final del disco epónimo, es fácil de sospechar desde un principio. Más si se contempla el trascender de sus autores: Adrián Goizueta, inquieto trovador argentino, y Luis Enrique Mejía Godoy, prócer nicaragüense del canto latinoamericano. La letra habla de sembrar cantos y poesía. De cantar “de sol a sol” con el corazón abierto, entre alegrías y rabias. Y de varias cosas más, claro. “Creo que el texto de la canción lo dice todo”, resume Godoy ante la presentación del trabajo en conjunto, mañana a las 21 en el ND Teatro (Paraguay 918). “Y lo que dice es reafirmar que estamos vivos, y no nosotros solamente… está viva una memoria que nos sigue hablando desde la las convicciones. El disco, que se llama igual que la canción, es un manifiesto de actualidad con nuevos arreglos, nuevas canciones, pero también con algunas históricas”, extiende Goizueta, radicado en Costa Rica, hace casi cuarenta años.
Viva Vida es, entonces, un sesudo trabajo en vivo poblado por trece piezas de indudable prosapia americana, que conjuga géneros y ritmos de la región, más pinceladas de tango y jazz. Una especie de alegato a favor de la Patria Grande musical a partir de un dúo que traduce su identidad conjunta como nicargentica, y que interviene tanto músicas “ajenas” como piezas de cada quien. “Es el resultado de una larga trayectoria de giras por América y Europa, y el encuentro de dos trovadores, de dos amigos en la música y la vida. De dos cantores que, desde Costa Rica, donde vivimos desde fines de los setenta, unimos nuestra voz para contribuir a las luchas por la libertad, la justicia social y la paz”, enmarca Mejía Godoy. “Y sobre todo –agrega Goizueta– a la idea de preservar nuestra identidad a partir de una propuesta inclusiva, preservando la raíz más allá y más acá del folklore. Transitando el jazz, a veces regresando al África, invadiendo el mundo sinfónico y mezclando cello con bongó, guitarra con oboe, piano, bombo y violín”.
Tránsito estético que, puntual y parcialmente, pasa por “Lo fatal”, un poema de Rubén Darío que encantó a Godoy, a tal punto que tardó lo que un impulso para ponerle música. También por “Si llego a morir” y “Tangrones”, las preferidas de Goizueta. “Aunque si le preguntan a nuestro público, preferirán ‘Pobre la María’ de Luis, y ‘Compañera’ que hice yo, con un poema de Luis ‘Piraña’ Salinas, cuando era un preso anónimo”, cuenta el argentino, sobre las dos canciones más conocidas del repertorio, que hicieron estremecer al público que ya las escuchó en el Auditorio Nacional de Costa Rica, donde se grabó el disco. “Creo que en la Argentina, el recital cobrará una fuerza especial. Será como completar la esencia y el origen en nuestra juntada”, sostiene Goizueta, al tiempo que Mejía revela su pálpito: “Para mí es muy especial este concierto en Buenos Aires, porque es la primera vez que estaremos juntos allí… lo habíamos soñado muchas veces”.
La relación entre ambos nació en 1977 cuando Goizueta, obligado por las circunstancias políticas del momento, tuvo que instalarse en Costa Rica, donde Mejía Godoy –en una situación parecida– vivía hacía varios años. Pero la primera confluencia fuerte fue en Abril en Managua, aquel concierto por la paz que se realizó en 1983 en la capital de Nicaragua, en el que también participaron Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Alí Primera, Chico Buarque y Daniel Viglietti, entre otros, en lo que pasó a la historia como una especie de abrazo musical al FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional). “El festival marcó otra etapa de nuestro trabajo, ya que para entonces Luis había regresado a Nicaragua, y tenía otro proyecto musical. Yo, en tanto, tenía el Grupo Experimental. Pero nuestro contubernio escénico comenzó hace unos siete u ocho años”, se ríe el argentino, que le regaló a aquel concierto una versión del tema “Eugenia”, mientras Godoy –cuya voz grave quedó inmortalizada con una gema del acervo continental llamada “Yo soy de un pueblo sencillo”– va a más con el recuerdo: “El otro día me pidieron que escribiera una breve introducción sobre la reciente salida en la Argentina de la versión digital de aquel disco por Registros de Cultura y simplemente dije que quizá en la música latinoamericana deberíamos decir “a.M.” o “d.M.” (antes de Managua, después de Managua) porque sin duda este evento reviste un antes y un después, por lo que representó en términos de “creencia”. Fue una comprobación de identidad, una manifestación de talento sin fronteras, sumando y entrelazando gente con gente, cantando por la paz, una paz con dignidad y en la más rica diversidad”, concluye el cantautor nicaragüense.
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