Mar 09.01.2007
espectaculos

MUSICA › EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE LAPATAIA

En un lugar improbable, el jazz volvió a dar sorpresas

En su 12ª edición, el encuentro demostró que sigue siendo una muestra de buen nivel artístico, caracterizada por su perfil abierto. Los tríos de Dave Kikoski y Bill Charlap le dieron brillo al festival que se desarrolla en medio del campo uruguayo.

› Por Diego Fischerman
Desde Punta del Este

Hace más de dos décadas, un pianista jovencísimo estadounidense llegó a Buenos Aires. Tocaba, en ese entonces, en dúo con una flautista argentina que se había radicado en los Estados Unidos, Cecilia Tenconi. Quienes lo escucharon anotaron el nombre, Dave Kikoski, con ese espíritu livingstoniano que los amantes del jazz cultivan. Era un descubrimiento, decían, e iba a dar que hablar en el futuro. No se equivocaban. Kikoski fue más tarde pianista de la Mingus Dinasty y se convirtió en uno de los instrumentistas más respetados y solicitados de la escena neoyorquina, tocando con Pat Metheny, Tom Harrell, Joe Henderson, Dave Holland y los hermanos Michael y Randy Bre-cker, entre muchos otros. Al Festival Internacional de Lapataia llegó con un trío excepcional, junto al excelente contrabajista Eric Revis y el notable baterista Jeff “Tain” Watts. Fue, sin duda, el punto más alto de este encuentro con el jazz que, en un lugar improbable, en el medio del campo uruguayo y a unos 3 km de la Punta Ballena, tiene ya una continuidad de doce años.

Revis, que fue parte de esa notable escuela de músicos constituida por el grupo de la cantante Betty Carter, y Watts, que saltó a la notoriedad a partir de sus trabajos con Wynton y Branford Marsalis, son mucho más que acompañantes de un pianista. En este caso, la interacción es la protagonista y, más allá del virtuosismo –una constante en el festival–, los instrumentistas mostraron una llamativa conexión entre ellos. El estilo siempre imprevisible de Kikoski, pronto a las subdivisiones rítmicas menos pensadas, a los paralelismos de líneas melódico-percusivas a lo McCoy Tyner y a las salidas de la armonía más sorpresivas, encuentra en estos dos músicos una fuente inagotable de retroalimentación. Pero no fue el de Kikoski el único gran trío de Lapataia. En un estilo más convencional, pero lleno de fineza y con un estilo perlado en el piano que recuerda los mejores antecedentes del género, Bill Charlap (alguna vez integrante de los grupos de Gerry Mulligan y de Phil Woods) llegó junto a Peter Wa-shington en contrabajo y el baterista Lewis Nash para recorrer con sutileza un repertorio de standards poco transitados, en el que se destacó la bellísima canción central de la comedia On the Town, de Leonard Bernstein. Hubo, también, dos tríos atípicos. Uno, conformado por la cantante chilena Claudia Acuña –que integra al repertorio jazzístico canciones compuestas por ella con texto en castellano, y temas como “Alfonsina y el mar” o “Gracias a la vida”–, el pianista Darío Eskenazi y el contrabajista Avishai Cohen, y el otro, el trío sin piano del contrabajista Scott Coley con el saxofonista Ravi Coltrane –a esta altura un nombre propio, más allá de su ilustre padre John– y el baterista Adam Cruz.

La penúltima jornada se completó con el eficaz quinteto de la pianista Renée Rosnes junto al contrabajista Dennis Irwin, el trompetista Eddie Henderson, el saxofonista Walt Weiskopf y el baterista Adam Nussbaum y con el dúo de Eskenazi con el acordeonista Chango Spasiuk, que transitó por repertorio propio dentro del que se destacó el hermoso tema “Misiones”, de Spasiuk, y uno aún sin nombre compuesto por el pianista. La inclusión de músicas improvisadas pero no estrictamente jazzísticas es algo habitual en los festivales del género ya desde hace años –basta pensar en los conciertos de Piazzolla en Montreux, por ejemplo– y, en ese sentido circuló la fecha de cierre, dedicada exclusivamente a músicos brasileños. En el comienzo fue el cuarteto del pianista gaúcho Geraldo Flach, con el que actuó como invitado otro acordeonista, Renato Borghetti. Luego, el pianista tocó en dúo con la cantante Virginia Rosa y el final estuvo a cargo de la Banda Mantiqueira, liderada por el saxofonista y clarinetista Nailor Aparecido Azevedo y con arreglos de su bajista, Edson José Alves, que alternó clásicos brasileños, desde Noel Rosa a Jobim, con arreglos tradicionales de jazz. En esta decimosegunda edición, en todo caso, este festival por el que, a lo largo de su historia pasaron nombres como los de Benny Golson, Kenny Barron, McCoy Tyner o Clark Terry, sigue siendo una muestra de buen nivel artístico y de un perfil abierto.

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