MUSICA › JUANJO CURA, DE LA LIRICA AL CANTO POPULAR
Un nuevo hijo de América
Por Karina Micheletto
Juanjo Cura tiene voz de cantante de ópera, pinta de cantante de ópera y, por si fuera poco, un hermano tenor famoso, José Cura, que cada tanto lo llama por teléfono, desde algún lugar del mundo. Así que desde chico escuchó machaconamente el consejo obvio: vos tenés que dedicarte a la lírica. Al principio lo siguió: además de formarse en dirección coral y orquestal, arreglos, composición y pedagogía vocal, logró cierto reconocimiento como cantante lírico. Pero no el que esperaba, cuenta, y a la hora de ensayar explicaciones habla de su carrera en términos de satisfacciones obtenidas. Tres años atrás tomó una de esas decisiones para las que nunca es tarde: cambiar. Y se largó a cantar lo que ya venía explorando desde hacía décadas como director de distintas formaciones corales y que, esto sí, le otorgaba satisfacciones: música popular americana. Su primer CD, Hijos de América, es un homenaje a autores de todo el continente, como Chabuca Granda, Gardel y Le Pera, Piazzolla y Ferrer, el paraguayo Mauricio Cardozo Ocampo (autor de La galopera), el brasileño Jair Amorim, Paul Simon y Violeta Parra. Mañana a las 20.30 lo presentará en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín).
Como suele ocurrir en estos casos, el cambio de Cura tuvo un momento decisorio en que apareció como necesidad clara, el famoso click, que él sitúa en un viaje a Perú, adonde fue a dar una prueba lírica en la que le fue “horrible”. “Cuando salí de esa prueba, sabiendo que me decían ‘te llamo’ para no llamarme jamás, pasé por una plaza y me encontré con un coro que cantaba una obra peruana que yo hacía acá con mis coros”, relata el cantante. “Me metí a cantar con ellos, sin dudarlo. Cuando terminó todo me fui a tomar un helado y me quedé pensando: ¿por qué me pasan estas cosas? Cuando volví le conté a mi mujer que quería cantar popular. Así de simple.” Vecino ilustre de Rosario, Cura llega a Buenos Aires por invitación de Víctor Hugo Morales, quien fue primero admirador de su hermano y luego suyo. Al escuchar La flor de la canela o Gracias a la vida es fácil advertir su origen lírico. Sin embargo, aclara: “Si hago un joropo quiero que suene como un joropo, no como un aria de ópera con ritmo de joropo”, limita, y toma distancia de incursiones como las de Plácido Domingo. “Fui entrando en la lírica de a poco y salí de golpe, es un mundo que nunca me gustó”, dice ahora el cantante, terminante.
–¿Qué préstamos cree que podrían darse entre el mundo de la lírica y el de la música popular?
–Los profesores de lírica deberían enseñar que el canto es algo más fresco. Y los de música popular, que no es tan fresco como creen, que no los habilita a tirarse a chantas. Así habría alumnos mucho más felices, de uno y otro lado.