Hay una buena noticia para los amantes del jazz, pero también para los melómanos en general y para quienes siguen creyendo en una continuidad artística que trascienda los cambios de gobierno: el próximo martes vuelve Jazzología, el ciclo de música en vivo decano del Centro Cultural General San Martín que iniciará así su 24ª temporada consecutiva. El regreso tiene un gusto especial porque se produce luego de una interrupción forzada por reformas edilicias, en junio de 2007, y luego de la incertidumbre que generó sobre todas las políticas culturales el cambio de autoridades en la ciudad, en diciembre pasado.

El rito de los martes se repetirá puntual a partir de las 20.30. Una vez que los últimos espectadores se hayan acomodado hasta llenar la capacidad de la sala, el investigador y periodista especializado Carlos Inzillo presentará brevemente al grupo del día, adelantará lo programado para el martes siguiente y leerá con estoicismo la gastada a Racing que un habitué le escribe en un papel cada semana. El prólogo justo para el goce auditivo que se desata a continuación. Es que, más allá de cierto eclecticismo, la programación de Jazzología se caracteriza por las formas más cargadas de swing. Los artistas programados para los dos primeros meses pueden servir de ejemplo: la Fénix Jazz Band, el saxofonista brasileño Marcelo Coelho con su par Rodrigo Domínguez, la confluencia de Jorge Navarro y Gustavo Bergalli, el trío Machline-Herrera-Lapouble, la cantante Macarena Robledo, el cuarteto de cuerdas de la violinista suiza Sophie Lussi y dos encuentros temáticos dedicados a Charlie Parker y a Django Reinhardt. Prolongando la tradición, durante 2008 además de artistas extranjeros habrá cada tanto programas dobles. “El principal objetivo es la difusión, tratar de transmitir a los demás la pasión que uno siente”, explica Inzillo, creador y director del ciclo. “El jazz es una música muy creativa, con un componente emocional formidable. Si bien hay ciertas pautas, es el sonido de la sorpresa”, resume.

Los expertos dicen que la historia grande del jazz se forjó en los conciertos más que en los discos. De ahí que uno de los lemas del ciclo sea una frase de Jean-Paul Sartre: “El jazz es como las bananas, hay que consumirlas en el lugar en que se producen”. Para Inzillo, además del grado de improvisación que caracteriza al género, es muy importante la retroalimentación que suele producirse entre músicos y espectadores. Y Jazzología atrae a un público diverso. “Tenemos un núcleo de habitués, pero además otra porción que va, cambiando según el intérprete convocado. Sé que muchos tienen en el ciclo un lugar de encuentro y después se van a cenar a alguna pizzería. En estos 24 años muchos iniciaron amistades durante los conciertos y hasta se han formado parejas”, cuenta.

Fueron ya 1752 las reuniones por las que se estima que pasaron más de 1.200.000 espectadores. Las entradas son gratuitas, pero se entregan dos horas antes de cada concierto en el centro cultural. Como la sala Enrique Muiño tiene sólo 270 localidades es difícil encontrar lugar llegando sobre la hora del show. Inzillo calcula que para el próximo invierno Jazzología habrá vuelto a la mucho más amplia Sala A-B. La barra jazzera estará completamente agradecida.