Domingo, 6 de abril de 2008 | Hoy
MUSICA › BERSUIT, LA VELA PUERCA E INTOXICADOS EN EL QUILMES ROCK
Unos 48 mil fans coparon la cancha de River en la segunda jornada del festival. El cierre de esta noche será para Divididos.
Por Juan Manuel Strassburger
SEGUNDA FECHA
DEL QUILMES ROCK
Bandas: Bersuit, La Vela Puerca, Intoxicados, La Mancha de Rolando, Marea.
Lugar: Estadio Monumental, 4 de abril.
Público: 48 mil personas.
Duración: 7 horas.
Era esperable. De alguna manera iba a aparecer. La sensación flotaba en el ambiente. A pocos días del lockout agropecuario que mantuvo en vilo a la sociedad y la partió en dos como hace tiempo no ocurría, una frase de Gustavo Cordera de Bersuit retumbó con fuerza en la segunda fecha del Quilmes Rock. “Hay que estar atentos a los resabios de fachistas y golpistas que saltan contra la democracia en cualquier momento. Esto sirvió para que vean que la gente no se confunde”, señaló en una implícita toma de posición antilockout. Fue la única mención al tema durante el show. Pero sirvió para darles actualidad a las clásicas arengas antipolíticas de la Bersuit. Y también para saber de qué lado están parados. ¿Habría sido imaginable otra cosa? ¿La banda más “grasa” y maleducada del país, casi los D’Elía del rock, avalando a quienes desde el micrófono estigmatizaron la disputa entre “bárbaros y civilizados”, “piquetes negros y ciudadanos blancos”? Difícil. Si hay una banda que sufrió el desdén crítico, la nariz fruncida de parte de cierto buen gusto esnob, es justamente la Bersuit. Capaces de hacer hermosas canciones empapadas de cultura popular como “El viento trae una copla” o “Un pacto”. Pero también de “groserías” como las nuevas –todas interpretadas el viernes en el Monumental– “Laten bolas” (con el campo envuelto en un pogo total), “El lechero” (con parodia en vivo de los servicios sexuales del ídem) y la brillante y escatológica “De ahí soy yo” (con inclusión record de la palabra “mierda” para hablar con orgullo de Avellaneda). Y está bien. Porque también de escoria está hecho lo popular. ¿O qué esperaban? ¿Que el subalterno se expresara y se definiera a sí mismo como el refinado? Hay mucho de carnaval y feria medieval en Cordera y Cía. De cuando el ciervo rompía momentáneamente lazos con el señor feudal y la Iglesia, y lo festejaba con parodias, brotes humorísticos y excesos. En ese sentido, recuperar aquella libertad y goce popular –en los términos en que fueron concebidos– seguramente sea la mayor virtud de la Bersuit.
Anteayer, y ante casi 48 mil personas que colmaron River, esa virtud se hizo presente una vez más con –como es usual en estos casos– una verdadera artillería de hits. Obviamente no faltaron “El viejo de arriba”, “La argentinidad al palo” (con citas a la revista Barcelona y titulares renovados, por ejemplo: “La alegría no es sólo brasilera. La cerveza Quilmes también”), “Se viene” o “La bolsa”. Pero tampoco viejas gemas como “Tuyú” (bailecito Hare Krishna incluido) y la adorable “Venganza de los muertos pobres”, que contentaron a los más acérrimos.
Mucho antes, y con bastante menos público, la segunda fecha del Quilmes había comenzado con el hard rock de los españoles de Marea. Y con un set corto, aunque efectivo, de La Mancha de Rolando (“Ese tren”, “Arde” y un muy buen cover de “Alta suciedad” de Andrés Calamaro). Para cuando apareció Intoxicados, River ya estaba más lleno y pudo contemplar los vaivenes del Pity: pobre a la hora de cantar y desplegar un show escénico, pero rico cuando lograba sobreponerse y encarar con la fuerza que le quedaba la adrenalina que conlleva todo rocanrol (por ejemplo en la zeppeliana “Quieren Rock” o en “The Trooper” de Iron Maiden). “El rock puede ser blanco o negro. Y hoy es negro”, soltó cuando presentó al Negro García Lopez (histórico guitarrista de Charly García en los ’80). Y el Negro obviamente la descosió. Más tarde, y ya de noche, llegó La Vela Puerca, que puede decirse que prácticamente fue local (evidente la sintonía entre el público bersuitero y el de La Vela). Hace rato afianzados en el país, los uruguayos comandados por Sebastián Teysera desplegaron casi una hora y media de su ska de lírica emocional y dicción rioplatense. Al principio, con casi todos temas de El impulso, su último disco (“El señor”. “Me pierdo”, “Frágil”, “Clones”). Pero en seguida, con sus inconfundibles canciones de arenga agridulce como “De atar” y “Zafar”. Mención especial para “El regtest”: el cover de Sumo que Teysera encaró sólo con su guitarra (como corresponde). Si bien ya es un clásico de sus set acústicos (junto a “Mi semilla”, a puro violín), fue gratificante ver cómo la mayoría del Monumental cantaba con emoción esa letra rota alguna vez escrita por Luca Prodan.
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