Viernes, 22 de noviembre de 2013 | Hoy
LITERATURA › LA BIBLIOTECA NACIONAL ENTREGA LOS PREMIOS ROSA DE COBRE
Es un reconocimiento honorario para creadores que, con sus obras, han dejado una huella. En esta primera convocatoria, la BN empezará con la poesía: serán distinguidos Juan Gelman, Juana Bignozzi, Hugo Padeletti, Rodolfo Godino, Alejandro Nicotra y Luis Tedesco.
Por Silvina Friera
“La vida por un murmullo inmortal.” Un verso final, escogido al azar, del poeta cordobés Rodolfo Godino, acaso condense el anhelo sosegado y a la vez perentorio de lo que vendrá: la hora de los poetas. La Biblioteca Nacional (BN) ha creado el Premio Rosa de Cobre, un reconocimiento honorario para aquellos creadores que, con sus obras, han dejado un intenso legado, que no siempre goza del debido conocimiento y difusión. Despojada de cualquier interés comercial o publicitario, esta distinción es concebida también como un “acto de agradecimiento” para quienes han trabajado con obstinación. En esta primera convocatoria, la BN eligió empezar con la poesía, nunca lo suficientemente reconocida, “pero que está ligada en lo ideal de su sustancia al concepto arltiano de ‘rosa de cobre’, el invento por el cual Erdosain –en Los siete locos y Los lanzallamas– pretende obtener una secreta y misteriosa palanca que accione una salvación posible, quizá la que ofrezcan las palabras, su perduración o, al menos, lo que se sustrae al olvido”. Media docena exacta de poetas recibirán hoy a las 16, en la Sala Borges, sus “rosas de cobre”. Además de Godino, los premiados serán Juan Gelman, Juana Bignozzi, Hugo Padeletti, Alejandro Nicotra y Luis Tedesco.
“En principio fue una inspiración de la propia rosa de cobre como instrumento de la literatura argentina –cuenta Horacio González a Página/12–. La rosa de cobre se convirtió en un jurado poético, salió de la galvanoplastia y de la alquimia y susurró algunos nombres, que son poetas que ya tienen una trayectoria de gran importancia y que les vamos a hacer un reconocimiento, considerando el conjunto de su obra poética. Gelman, que no va a estar presente, entra en lo que quisimos significar con este homenaje, un género difícil de cultivar, una institución homenajeando a través de la entrega de una distinción. ¿Quién fue el jurado? La propia institución. Todos somos lectores de poesía, todos estudiamos un poco Mallarmé, un poco Thomas Eliot, un poco César Vallejo.” Conviene sintetizar la trayectoria de los primeros en recibir el Rosa de Cobre. Gelman (Buenos Aires, 1930), Premio Cervantes, es autor de Violín y otras cuestiones, Gotán, Cólera buey, Mundar, El emperrado corazón amora y Hoy, por mencionar apenas un puñado de títulos. Juana Bignozzi nació en Buenos Aires, en 1937. Ha publicado Tierra de nadie, Mujer de cierto orden, Regreso a la patria, Interior con poeta, Partida de las grandes líneas, La ley tu ley, entre otros. Hugo Padeletti (Alcorta, Santa Fe, 1928), también artista plástico, publicó Poemas 1960/1980, Parlamentos del viento, Apuntamientos en el Ashram, Canción de viejo y El andariego.
La obra de Rodolfo Godino (San Francisco, Córdoba, 1936), valorada en prólogos, estudios y notas críticas por Carlos Mastronardi, Alberto Girri y Raúl Gustavo Aguirre, incluye títulos como Una posibilidad, un reino, La mirada presente, Gran cerco de sombras, A la memoria imparcial, Elegías breves, Estado de reverencia, Tríptico, Lengua diferente y Diario. Alejandro Nicotra (Sampacho, Córdoba, 1931) es autor de una decena de libros de poesía: Puertas apagadas, Lugar de reunión, Desnuda musa, Hoguera de San Juan, Cuaderno abierto y El anillo de plata. Editor de larga data, Luis Tedesco nació en Buenos Aires, en 1941. Publicó Los objetos del miedo, Cuerpos, Reino sentimental, Vida privada, La dama de mi mente, En la maleza, Aquel corazón descamisado y Malón en cautiverio. El director de la BN señala que los nombres no se agotan en este primer listado y anticipa que habrá una segunda edición del premio, probablemente en marzo del año que viene. “Lo que se puede llamar el ‘Parnaso argentino contemporáneo’ incluye a poetas del interior como de la Capital Federal que no figuraron en esta oportunidad, y que están al borde de lo que consideramos una obra poética consumada.”
González advierte que es una distinción con “tilde de honor”. “Si estuviéramos en Francia, sería la Legión de Honor. Pero acá, en un país más republicano que Francia incluso, son premios absolutamente republicanos y justos que entrega la biblioteca como examinándose a sí misma, como haciendo su propio Mallarmé o su propio Olga Orozco. No es un premio que tenga pompa ni tamboriles. Es iniciar un diálogo con los poetas argentinos en la medida en que el tejido poético argentino, de (Manuel) Lavardén y (Juan Crisóstomo) Lafinur hasta Leónidas Lamborghini, es un tejido poético en el cual bebe, finalmente, la vida política y cultural de la Argentina.” El Rosa de Cobre no tiene un efecto de mercado. “Esperamos no perjudicar a nadie con estos premios. Que nadie se haga el Jean-Paul Sartre rechazándolo”, ironiza el director. Sobre Luis Tedesco, dice que es “una obra muy completa que tiene una suerte de voz telúrica y arlequinesca al mismo tiempo y se traduce a través de un diccionario propio de palabras que tintinean, como una especie de criollidad de falsete que logra efectos de reinvención del idioma a mi juicio muy poderosos”.
El escritor Carlos Bernatek, asesor literario de la BN, pondera el hecho de conseguir que el Estado otorgue un reconocimiento a autores que han dejado una obra. “El primer requisito es que tuvieran un legado. Cada uno ha sembrado escuela y ha tenido incidencia en otros poetas. Los premiados son de estéticas muy dispares; están en las antípodas uno de otro. Todos aceptaron, aun sabiendo que iban a compartir el espacio con poetas de otras estéticas”, subraya Bernatek. “La poesía es el más desmantelado de los géneros, es escasa la repercusión que tiene en los medios de comunicación; el reconocimiento pasa por otros lados. A veces pienso que se lo podríamos haber dado a tantos que murieron, como Lamborghini o (Juan Carlos) Bustriazo Ortiz... lástima que no empezamos antes. Pero acá arrancamos.” Los poetas premiados recibirán su Rosa de Cobre y leerán poemas. Quizá se pueda escuchar a Nicotra recitando “Imagen”: “Eres como la poesía/ que nunca escribiré. Indecible,/ te vestí, sin embargo, de palabras iguales a la noche,/ puse en tu mano el anillo de un adiós./ Pero es desnuda como me acompañas”.
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