Jueves, 3 de agosto de 2006 | Hoy
LITERATURA
A pocas semanas de que la escritora británica J. K. Rowling anunciara que en el séptimo y último libro de Harry Potter morirán dos personajes principales de la saga, el niño mago es motivo de preocupación para dos escritores que temen por su destino fatal: en un encuentro de caridad en Nueva York, los prestigiosos John Irving y Stephen King solicitaron a la autora del best seller más exitoso de la literatura infanto-juvenil que no mate a Harry Potter en la última novela. “Mis dedos están cruzados por Harry”, aseveró Irving, casi como implorando al cielo. En tanto, Stephen King espera que Rowling sea “justa” con su héroe. “No quiero que él (por Harry Potter) vaya a la catarata de Reichenbach”, agregó el autor de Carrie, en referencia al lugar ficticio en el que Arthur Conan Doyle intentó acabar con Sherlock Homes. Sobre la resolución de la historia, Rowling –presente en el encuentro– aseguró que “finalmente he llegado a una solución y creo que algunas personas lo odiarán y a otras les encantará, pero es así como debería ser”. A pesar del pedido, Rowling está trabajando “con el final que tenía planeado, pero un par de los personajes principales que pensaba que iban a sobrevivir han muerto y otro ha sido indultado”, afirmó alargando aun más el suspenso. Al ser consultada sobre la conveniencia de matar a sus personajes, Rowling dijo que no disfrutó matando a Dumbledore en el sexto libro, pero que las convenciones del género le pedían que el héroe avanzara en la historia solo. Haciéndose eco de los planteos, la escritora sostuvo que Irving mató a más personajes que ella en sus novelas. “Cuando los fans me acusan de sadismo, algo que no ocurre tan a menudo, siento que los estoy endureciendo para que vayan y lean libros de John y Stephen)”, aseguró Rowling. La polémica recién comienza.
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