“Escribo porque me gusta hablar sola y hacer voces, y como eso no se ve bien cuando uno es gente grande, entonces escribo. También porque me gustan las palabras. Cuento cosas que me impresionan, que me importan, no sólo que les resulten interesantes a los niños, sino que me resulten interesantes a mí”, explica la colombiana Yolanda Reyes, autora de Los agujeros negros, un libro triste para niños que, entre otros, firma por docenas en la Feria. “El escritor para niños no piensa ni escribe en el sentido que le da el diccionario a esas palabras. El escritor para niños siente, vive, recuerda, desea. Y mezcla todo, y con eso escribe. Como los niños, que mezclan todo: lo que les dijo la mamá, lo que leyeron, el miedo que les dio ayer. Así escribo yo mis libros, con lo de todo los días, que a veces es algo bonito y a veces es un dolor. Un día me acordé de una noticia que había leído hace mucho. Una pareja de investigadores que trabajaban en Derechos Humanos en mi país, los habían asesinado. Cuando la policía llegó, descubrió que la mujer en medio de la desesperación había podido esconder a su hijito de dos años en un closet y así lo había salvado. Esas cosas, y los besos frustrados cuando éramos niños, y los miedos por la noche, y las cosas que todavía me asustan y que no he resuelto, eso cuento en un cuento.”

Para la sueca Sara Kadefors la literatura, en este caso juvenil, vino casi sin avisar. Cansada del periodismo, Kadefors decidió abandonarlo todo y dedicarse a lo que realmente le gustaba: el cine y, dentro de él, lo más asequible: el guión. Escribió una importante cantidad que no encontró eco en los productores. Tomó entonces el más corto de todos y lo convirtió en novela. De allí salió Sandor slash Ida, un best-seller juvenil que se alzó con el prestigioso Premio August. La novela, finalmente, fue al cine de la mano del director Henrik Georgsson. Y claro, después sí vino un guión, Miss Sweden, un libro que habla de los conflictos de una adolescente. “Uno ve que los jóvenes de hoy están bajo mucha presión, más que la que nosotros sufríamos. Los jóvenes de hoy tienen muy poco espacio, y escribir sobre ellos es darles un poco de protagonismo, es hablar de sus problemas, de sus sueños.”