Jueves, 15 de mayo de 2008 | Hoy
CINE › YO SOY SOLA, DIRIGIDA POR TATIANA MEREñUK
Por Horacio Bernades
La idea de una comedia dramática protagonizada por cuatro amigas treintañeras daba a pensar en una posible Sex and the City in Buenos Aires, más o menos glamorosa y chispeante y aprovechando tal vez la condición de dorado destino turístico que nimba a esta ciudad. Yo soy sola pulveriza esa modesta ilusión, tanto por razones cinematográficas, narrativas, dramáticas y visuales (todo ello de una pobreza y simplismo alarmantes) como ideológicas y políticas. Los conflictos femeninos que se ponen en juego corresponden a un país tan de otra época que sus mujeres oscilan de la complacencia al macho a (re)convertir el casamiento en la circunstancia más importante de la vida. Pasando por la solitaria que persigue y caza al ídolo más berreta de la tele. Así como, faltaba más, la feminista emocional y sexualmente estéril, que se hace inseminar para alcanzar el ideal que, parecería, toda mujer sigue llevando en sí, por muy feminista que sea.
Compartiendo una amistad no sólo difícil de entender, sino que la propia película no se toma el trabajo de justificar en escena, a Eugenia Tobal le toca abrir el fuego haciendo de Vera, periodista free lance que compite por el uso de la compu (y otras cosas más) con el soberbio novelista que tiene por novio (Pablo Rago). Hasta que, tomando como modelo a la gris señora de enfrente, Vera se compra unos libros de tejido y cocina y se pone a hacer fideos y crochet, cuestión de ganarse los favores del ogro con el que vive. En la morocha cabecita de Inés, la chica “de buena familia” del último episodio (Moro Anghileri) no parece haber lugar para otra cosa que no sea el ajuar, el tocado o el vals de los novios. El episodio que protagoniza deriva en un grotesco gritado y transpirado. Pero los papeles más ingratos quedan a cargo de Olivia Molina (hermana de Angela y aporte español a la coproducción) y la rubia Mara Bestelli.
Molina se ve forzada a cumplir con un feo estereotipo: el de Lina, esclava de la tele y loca por un showman ridículo (el gran Mike Amigorena, desperdiciado en un papel que le sale fácil). A eso le suma Lina su fe en santos, ángeles y velones, todo lo cual no hace más que degradarla frente al espectador. Otro estereotipo, más ofensivo quizás, es el de Mara (Bestelli). Asociada en varias escenas a una feminista ridícula, Mara es andrógina, usa el pelo tirante, vive en un departamento aséptico y, por lo que deja ver un encuentro con Damián de Santo, tiene con los hombres una relación que combina lo gélido con lo suplicante. Tal vez por ello no le ha quedado más remedio que inseminarse. Yo soy sola es la ópera prima en el largometraje de la guionista y directora Tatiana Mereñuk, graduada de la escuela de cine que depende del Incaa. Unos años atrás, su corto Aluap –parte de la segunda entrega de Historias breves– ganó varios premios, aquí y en el extranjero. Tal vez le quepa a Yo soy sola una carrera semejante.
3-YO SOY SOLA
Argentina/España, 2008.
Dirección y guión: Tatiana Mereñuk.
Intérpretes: Moro Anghileri, Eugenia Tobal, Olivia Molina, Mara Bestelli, Damián de Santo y Pablo Rago.
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