Viernes, 1 de agosto de 2008 | Hoy
CINE › EL TORO POR LAS ASTAS, DOCUMENTAL DE SUSANA NIERI
La realizadora se lanza con su equipo a recorrer las rutas argentinas en una combi para conocer una realidad que no es sólo problema de las mujeres: también los hombres deben educarse sobre el embarazo no deseado y la procreación responsable.
Por Oscar Ranzani
EL TORO POR LAS ASTAS
Argentina, 2008
Guión y dirección: Susana Nieri.
Colaboración en guión: Raquel Faraoni Marro.
Producción: Nicolás Batlle/ Magoya Films.
Fotografía: Lorena Fernández.
Música: Ulises Conti.
Cuando la directora Susana Nieri se enteró de que su sobrina adolescente estaba embarazada, consideró que era hora de armar un proyecto cinematográfico que diera cuenta de la compleja problemática del embarazo no deseado y de la importancia de la procreación responsable. El resultado es su ópera prima, El toro por las astas, documental que funciona como una road movie, ya que Nieri se lanza con su equipo a recorrer las rutas argentinas en una combi (en cada trayecto les cuenta a sus compañeros las dificultades de la vida de Andrea, su sobrina) para conocer esta realidad que no es sólo un problema de las mujeres, si se entiende como se debe entender: también los hombres deben educarse sobre el embarazo no deseado y la procreación responsable. Durante el extenso viaje que emprende a diferentes regiones del país, Nieri se detiene en Buenos Aires, Chaco, Corrientes, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Tucumán y Salta, hasta concluir en Marcos Juárez (Córdoba), en un encuentro con su sobrina, tres años después de la noticia, donde la joven responde al porqué de su embarazo.
El toro por las astas no es sólo un documental esclarecedor sobre el tema y no se nutre exclusivamente de entrevistas a especialistas, sino que también hablan las propias involucradas, aspecto que le otorga un intenso carácter emocional por el testimonio de mujeres en situación crítica, cuyas intervenciones componen la parte más jugosa del documental. Así puede conocerse la historia de una mujer de Río Negro que padece esquizofrenia y que se cansó de ir al hospital para que le practicaran una ligadura de trompas. Su realidad es tremenda no sólo por su enfermedad sino también porque tiene seis hijos, y el juez a cargo dictaminó que quedaran al cuidado de otros familiares. Sólo ve a cinco de ellos, ya que uno fue entregado en adopción.
Las diferentes historias que se cuentan en El toro por las astas permiten entender que la desinformación y la falta de educación no conoce de fronteras, a pesar de las diferencias en la legislación entre el sur y el norte argentino. El caso más desgarrador sucede mientras una trabajadora social entrevista a una joven que recién concurrió al Centro de Salud a los ocho meses de embarazo, ya que desconocía qué pasaba con su cuerpo. No sabía que la mujer cuando se desarrolla, y tiene relaciones sexuales, puede quedar embarazada.
Hay casos que resultan insólitos (por lo patético), como aquel sucedido en Salta, donde una chica de diez años quedó embarazada, producto de una violación, y tuvo su hijo a los once. El abogado le aconsejó al violador que solicitara casamiento. Este individuo le hizo caso y la chica por presiones “aceptó”. Lo terrible del asunto puede leerse en el titular del diario El Tribuno: “Triunfó el amor por sobre la fría letra de la ley”. Otra situación insólita que se recuerda es cuando la jueza Cristina Garzón de Lascano prohibió la venta y comercialización de anticonceptivos que contuvieran drogas consideradas abortivas en todo el país, haciéndose eco del pedido de una fundación ultracatólica.
Además de las opiniones de expertos especializados en el tema y de la mención a programas puestos en marcha (algunos abortados, si se permite el término), El toro por las astas se detiene en aspectos vinculados con la legislación (y de la falta de cumplimiento en algunos casos) y en precisiones muy necesarias que brinda el grupo Las Juanas y las Otras. Un dato poco conocido es narrado por las mujeres de la Comunidad Coya de Maimará cuando explican cómo viven el embarazo ellas y sus familias.
“Nosotras creemos que la procreación forma parte de la sexualidad, pero no es el único fin y el único destino de las mujeres”, dice Mónica Pagliera. Si se tratara de una mujer común y corriente su opinión hasta resultaría obvia. Pero Pagliera es miembro de la ONG Católicas por el Derecho a Decidir. Esto permite asegurar que no todos quienes practican esta religión están de acuerdo con las posturas anacrónicas de la Iglesia argentina. Otro punto a favor de un documental en el que, como contrapartida, quizá podría haberse evitado el exceso de primeros planos de la directora en escena.
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