“Mentalmente arrestado”: así dijo sentirse Jafar Panahi, quien no pudo asistir al Festival de Cine de Venecia, que comenzó ayer, por trabas burocráticas del gobierno de Irán. “Pese a que ahora estoy fuera de la cárcel, todavía no soy tan libre como para poder viajar fuera del país”, lamentó el realizador en un comunicado enviado a la Mostra, en la que iba a presentar su último trabajo, de apenas nueve minutos, El acordeón. Ferviente opositor al gobierno de Mahmud Ahmadinejad, Panahi fue apresado a disposición del Poder Ejecutivo cuando en febrero pasado debió concurrir a la Berlinale. En mayo, cuando el Festival de Cannes lo invitó como miembro del jurado oficial, seguía preso y Juliette Binoche, con lágrimas en los ojos, pidió públicamente, en conferencia de prensa, por su liberación. Poco después, Panahi recuperó la libertad, pero ahora su ausencia en Venecia se debe a que el régimen de Teherán no le permitió gestionar su pasaporte.

Se creía que Panahi podría asistir al festival que le entregó el León de Oro por El círculo, hace ya una década. Pero las expectativas quedaron truncas con la carta que el cineasta envió a sus colegas. “He sido oficialmente vetado para hacer películas en los últimos cinco años –recalcó–. Cuando no se le permite a un cineasta hacer películas, está mentalmente preso. Puede que no esté confinado en una pequeña celda, pero sigue en una gran prisión.” Durante la proyección de El acordeón –que, por cierto, ha sido leída como guiño conciliador– los aplausos se hicieron sentir. Pero en la rueda de prensa del jurado oficial poco se dijo. “No quiero hacer declaraciones políticas”, esquivó Quentin Tarantino, que lo preside.

Se supone que, en estos momentos, el gobierno de Ahmadinejad tiene a Panahi entre ceja y ceja por considerar que está preparando un film sobre el movimiento opositor verde. Sobre sus días en prisión, que fueron ochenta y culminaron el 25 de mayo, también habló el director en su carta. “A pesar de que estar en prisión fue una experiencia amarga, me dio frutos dulces, ya que me ayudó a darme cuenta de que nosotros, los cineastas y amantes del cine del mundo, somos una comunidad unida que habla con una sola voz a pesar de nuestras diferencias culturales”, escribió el director de Offside. En Venecia, todavía circula la esperanza de que Panahi haga su arribo, al menos hacia el final del certamen.