Jueves, 16 de junio de 2011 | Hoy
CINE › PRIEST, EL VENGADOR
Por Horacio Bernades
Por lo visto, lo de Scott Stewart, director de Priest, es la fábula fantástica-maniquea de superacción religiosa. O algo así. En la anterior Legión de ángeles, los destinos del mundo dependían de la eterna batalla entre las fuerzas del Cielo y las de Satán, librada a puro músculo. Ahora se trata del combate entre sacerdotes-cazadores de vampiros y colmilludos. Todo eso rellenado, en ambos casos, por un ruido y una furia de otro mundo. De un mundo llamado Hollywood, división efectos digitales.
Basada en una novela gráfica (¿todas las semanas se estrena una película basada en una novela gráfica?) y presentada en copias 35 mm y 3D (¿todas las semanas se estrena una en 3D?), Priest es un pastiche. Lo cual no es una denigración, sino la simple descripción de un procedimiento creativo, que puede dar resultados buenísimos o malísimos. El núcleo narrativo de Priest, ubicada en una época indeterminada y en un universo plenamente ficcional, viene en línea directa –mutatis mutandi– de Más corazón que odio, western culminante de John Ford. Como allí, el enemigo (comanches o vampiros, según el caso) ataca una casa de frontera y asesina a sus ocupantes, con la única excepción de una chica a la que convierte en cautiva. Su tío, veterano de guerra (el cowboy John Wayne allí, el sacerdote Paul Be-ttany aquí), va tras ella, no se sabe bien si para rescatarla o –el hombre no tolera que la chica se haya mezclado con el otro, el distinto– asesinarla.
Pero ése es sólo el núcleo. A su alrededor, los otros elementos del pastiche: un “malo” con una capa negra, como de spa-ghetti western, una megaciudad futurista como la de Blade Runner, un régimen teocrático, una casta de monseñores que repiten slogans desde pantallas gigantes (liderados por Christopher Plummer), ninjas esporádicos, un actor malísimo (Cam Gigandet, se llama), un predicador alucinado (Brad Dourif, acierto de casting), una belleza hawaiana (Maggie Q), supermotos que, como las de Mad Max, corren a todo pedal por el desierto y vampiros digitales, cenicientos y rugientes, pero tan poco aterradores como los de Inframundo. Un inframundo es, se diría, el de estas películas sobreproducidas y sobredigitalizadas, llenas de artículos disímiles que nadie se ocupa de procesar y organizar, que parecen dirigidas por nadie y actuadas por nadie, para nadie. Sin embargo, siempre alguien va a verlas, seguramente porque algo hay que ir a ver y esto es lo que hay.
4-PRIEST, EL VENGADOR
Priest, EE.UU., 2011
Dirección: Scott Stewart.
Guión: Cory Goodman, sobre novela gráfica de Min-Woo Hyung.
Intérpretes: Paul Bettany, Karl Urban, Maggie Q, Cam Gigandet, Brad Dourif y Christopher Plummer.
Estreno en copias 3D y 35 mm.
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