Sábado, 20 de octubre de 2012 | Hoy
CINE › COLON-RING: LA SAGA CONTINUA
Por Diego Fischerman
Maldito el momento en que se inventó lo wagneriano, pensaría Richard Wagner, de poder hacerlo. Y es que los rasgos de desmesura y megalomanía asociados con su obra se repitieron esta semana en Buenos Aires aunque, claro, sin su genio. Tal como adelantó ayer este diario, su bisnieta Katharina, actual directora del Festival de Bayreuth, se retiró del Colón-Ring, un proyecto fallido de antemano en que el Teatro Colón invirtió una fortuna para montar una versión reducida de la Tetralogía, llevando las óperas del ciclo El anillo del nibelungo a unas siete horas de duración que deberían ser representadas en una única jornada. “Lamentablemente encontramos unas condiciones en las que no se puede trabajar”, dijo a la Agencia de Prensa de Alemania (DPA) la directora, que iba a ser quien dirigiera la puesta a estrenarse el próximo 27 de noviembre en Buenos Aires.
“No había nada preparado para el ensayo, no podría haber ensayado ni una sola escena con los cantantes y no se había empezado ni un vestido ni una peluca”, explicó Katharina Wagner. La defección de la bisnieta se suma, por un lado, a la escasísima venta de entradas. Y es que, además del dudoso atractivo de una adaptación tan incapaz de interesar a los wagnerianos como de concitar la curiosidad –y la tolerancia– de los que no lo son, los precios no ayudan: las más baratas, arriba de todo y de pie, valen $ 360, una tertulia intenta venderse a
$ 1200, las cazuelas a $ 1800 y las plateas a $ 3000. De ahí que de las cuatro funciones previstas originalmente hayan quedado en pie solamente dos. Y por otra parte, también hubo problemas con la contratación del director de orquesta. Inicialmente se llamó a Julien Salemkour, éste renunció y se lo reemplazó por Roberto Paternostro, que, créase o no, también decidió abandonar el proyecto. Y, aunque parezca increíble, el lugar volvió a ser ocupado por Salemkour.
Más allá de las quejas de Katharina, y a pesar de que el Colón no ha comunicado nada de manera oficial, fuentes del teatro señalan que la alemana tuvo una oferta para montar el próximo 11 de noviembre una muestra llamada 50 años de cultura en Audi, en la fábrica de estos automóviles en Ingolstadt, cerca de Munich. Dicen que estaba “cruzada”, que ni vio el escenario –ni las toneladas de una escenografía paquidérmica, ya construida– y que se limitó a montar una escena de nervios para irse, a la noche, en el mismo avión en el que había llegado de mañana. El diario alemán Krakfurter Allgemeine opinó que trabajar para Audi era mejor “que el nido de víboras de un teatro de ópera”, y en una radio de ese país llegó a hablarse de “las dificultades para montar la escenografía, debido al gobierno socialista de Cristina Kirchner”. Y, según DPA, Katharina Wagner, ya en Alemania, escribió un correo electrónico al director artístico del Colón, en el que le pedía que le avisase en cuanto mejorasen las condiciones de trabajo. “Yo no tengo dudas en el proyecto en sí, pero naturalmente uno tiene que empezar a dudar si ni siquiera recibe respuesta a la pregunta de cuándo se puede empezar a trabajar”, dijo a la agencia de noticias. Por su parte, la Orquesta Estable desmintió ayer que hubiera realizado cualquier clase de planteo gremial en relación con las inusitadas exigencias que representan funciones de más de siete horas de duración y los ensayos correspondientes. El otro dato oficioso es que quien se haría cargo de remontar el proyecto sería Valentina Carrasco. La directora teatral –integrante de La Fura dels Baus, que participó en este teatro de las puestas de El gran macabro, de Ligeti, y Edipo, de Enescu– lo haría, además, gratis, como gesto de buena voluntad hacia el teatro y con el ánimo de hacer lo que se pueda para salvar al reducido –y moribundo– Anillo.
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