Martes, 4 de diciembre de 2012 | Hoy
CINE › ESTEBAN ROJAS PRESENTA LA EXPERIENCIA BARRIGA
Aproximación reivindicatoria de la “auténtica chilenidad”, según su autor, el tercer largometraje de Rojas es el retrato de un rockstar ochentoso, líder del grupo trasandino Sexual Democracia, reconvertido ahora en músico de culto.
Por Facundo Gari
Al cineasta y gestor cultural chileno Esteban Rojas le han dicho que es como Zelig, el personaje de Woody Allen, por su camaleónica capacidad de adaptación: no justifica que hable como un porteño nativo con los casi siete años que lleva como residente de Buenos Aires, sino con la necesidad de comunicarse, de hacerse entender, de dejar de repetir para explicarse. Estrategia que no implica renuncia a sus orígenes. De hecho, su tercer largometraje, el “rockumental” La experiencia Barriga –cuyo preestreno será hoy a las 19 en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502), en el marco del ciclo gratuito de La Nave de los Sueños– es una aproximación reivindicatoria de la “auténtica chilenidad”, además del retrato de un rockstar ochentoso reconvertido ahora en músico de culto.
Exhibida en la competencia Banda Sonora Original del reciente Festival de Mar del Plata y en varias galas del otro lado de la cordillera, esta road movie lo-fi es testimonio de la aventura de cuatro jóvenes cineastas inexpertos que en 2006 siguieron al líder de Sexual Democracia en su tour por plazas del interior trasandino. ¿Qué interés tiene este cantante, guitarrista, actor y humorista de nombre capusottesco? El haber conformado la primera banda de rock masiva de idiosincrasia popular postdictadura, por su conjunción rítmica con la pachanga y el folklore de las zonas rurales; por sus letras abundantes en modismos y en comicidad; y por las temáticas de sus canciones, como el machismo doméstico o los efectos corrosivos de la globalización. Hits para comprobarlo: “Los chicos buenos (Bomberos)”, “Buscando chilenos”, “Ella gana más plata que yo” y “Profanador de cunas”, entre otros.
Es, en esa línea, exponente de un efímero hiato entre las consecuencias culturales de la desregulación mercantil del gobierno represor de Augusto Pinochet y de las democracias de programas neoliberales que hasta hoy mantienen a Chile como “país superprobeta de Estados Unidos”, al decir de Rojas, aunque lo esperancen los reclamos estudiantiles del último tiempo. “La dictadura fue muy dura para las artes –evalúa–. Por ejemplo, del ’73 al ’89 se produjeron no más de cuatro películas. Del mundo de la música, hubo muchos exiliados. El arte fue extirpado. Lo más simbólico de eso es que a Víctor Jara, emblema nacional, le cortaran las manos. Después llegaron los ’90, el destape chileno; aparecieron La Ley, Beto Cuevas, el glamour y lo cool. En el medio estuvo Barriga, que como Jara y Violeta Parra, se preocupó por rescatar la chilenidad, por cantarle al chileno”, resume.
Con raíz en la ciudad de Concepción, además de curiosa la historia de Rojas es inseparable de la de su tercera producción cinematográfica independiente. Hace cine desde los 15 años, que fue la edad en la que comenzó a tomarse con perspectivas profesionales lo que era un divertimento. Llegado el punto, fue a estudiar a Santiago, donde conoció al norteamericano Zag, finalmente camarógrafo de La experiencia... El apellido de Zag es Adams y es hijo de una celebridad: Doherty Hunter, alias Patch, el médico y activista mundialmente famoso debido a la biopic protagonizada por Robin Williams. Patch necesitaba que alguien filmara sus viajes por el mundo, así que se lo propuso a Zag y éste llamó a su amigo chileno para conformar el tándem necesario. Así Rojas visitó China, Rusia, Cuba y Sri Lanka, entre otros destinos “insólitos”, durante tres años. Incluso documentó un itinerario a Camboya financiado por Angelina Jolie. “Tenía 18 años y viajaba en avión en business class mirando Tomb Raider 2. Esa fue la época en la que más clara la tuve en mi vida”, evoca.
En 1993, Sexual Democracia había publicado Sudamérica suda, un disco “muy producido y pretencioso” al que ni las críticas ni las ventas le habían sido favorables. Y hasta 1999 Rojas no volvió a saber de la banda. “Pensaba que el grupo no existía más, pero resulta que nunca dejó de tocar, se mantuvo con sus grandes éxitos en el interior. Fue siempre una estrella no para Santiago, la fama y la televisión, sino para los pueblos”, explica. Tan es así que, en el documental, el “hermanager” de Barriga, Orlando, alega que su cosanguíneo y representado “debe ser el artista que más pueblos ha recorrido en Chile” en toda su historia.
El guionista y director chileno Nicolás López fue quien los presentó, a sabiendas de la admiración de Rojas. Luego los convocó para actuar en su nueva serie de televisión. “Ahí empezamos a charlar y a intercambiar comics. Después descubrimos que éramos vecinos y al tiempo me invitó a seguirlo”, reseña. Junto a él y Zag, participaron en la filmación Luigi Valdizan (sonidista peruano, actualmente voz y saxo del grupo Colectivo Circo Band) y Miguel Angel Guarda (director de fotografía chileno radicado en la Argentina), y desde sus perspectivas fueron armando el rompecabezas de un intérprete que imaginaron derrotado, pero que encontraron laborioso y feliz. “No es para nada la estrella de rock que esperás. Es un tipo muy humilde que lee mucho y reflexiona. Tiene un carisma sin igual. Es un personaje del que te enamorás”, lo describe.
En 2006, con los crudos de La experiencia... en un disco rígido (que se rompería y luego volvería a funcionar para permitirle la edición final), Rojas hacía sus últimos trabajos para Patch y cruzaba a la Argentina en busca de “efervescencia” cultural. En Buenos Aires, consiguió trabajo en la productora independiente Farsa. En su estadía filmó el largometraje La casa por la ventana (junto con Juan Olivares, en 2010) y la serie Post (junto a Pablo Parés y unificada en Post: la aventura completa, en 2011). Trabaja en lo que será su nueva ficción y cuarto opus, Lucho’s Big Adventure (que ya obtuvo una mención del jurado del Festival de Mar del Plata en la competencia Work in Progress de este año), una comedia romántica dirigida a los nerds y financiada por su público a través de redes sociales. Es el creador de VideoFlims, productora y distribuidora para la que proyecta crear una plataforma online de películas de género. “Es el estilo que está imponiéndose en estos pagos como resultado de una lucha, de un grupo de gente que eligió otro camino en lugar de adaptarse a lo que se da por Nuevo Cine Argentino”, cierra.
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