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Miércoles, 14 de junio de 2006

CINE › ENTREVISTA CON EL CINEASTA ALBERTO LECCHI

“Hice una película femenina”

El director estrena mañana Una estrella y dos cafés, un film que se rodó en Purmamarca y que, más allá de Gastón Pauls y Ariadna Gil, tiene como protagonista a Marina Vilte, una chica de 13 años.

 Por Oscar Ranzani

Purmamarca es un pueblo chico para las dimensiones que acostumbra manejar el hombre urbano: tiene tan sólo seis manzanas y dos mil habitantes. Situada a 2200 metros sobre el nivel del mar y a 65 kilómetros de San Salvador de Jujuy, esta zona fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Si bien esta distinción modificó las condiciones laborales de sus habitantes por el crecimiento del turismo, Purmamarca no perdió su esencia. Hasta allí viajó Alberto Lecchi para filmar Una estrella y dos cafés, que se estrenará mañana en salas comerciales. Lecchi ya conocía el lugar y había quedado fascinado tanto por el paisaje como por su gente, que conoció cuando filmó su corto La llamada, del film colectivo 18-J, pensado como un homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA.

En La llamada trabajó Marina Vilte, una joven actriz de 13 años, oriunda de Purmamarca, que vuelve a ser protagonista en el nuevo largometraje del realizador de Nueces para el amor. Lecchi comenta que la adolescente fue “la inspiradora de esta historia y casi la guionista sin saberlo”, ya que en los tiempos que compartieron le contó numerosas historias sobre su pueblo que sirvieron como disparador para que el propio director y Daniel García Molt escribieran el guión de Una estrella..... “La conoce todo el mundo y tiene un sentimiento con su pueblo y su tierra impresionante –dice Le-cchi–. Es una chica de una lucidez increíble y una de las cosas que a mí me llamaban la atención y que tiene que ver con el punto de partida de la peli es que ella está en ese pueblo que es precioso donde todo el mundo se va: se van los padres, los hermanos, los adolescentes, los afectos. Y, sin embargo, ella sigue ahí. A mí esto me resultaba interesante. Por lo tanto, el entorno empezaba a tener también mucha fuerza.” Si bien el director de Déjala correr reconoce que la historia podría contarse en cualquier otro sitio, “lo de Marina y Purmamarca es una conjunción inigualable”.

Junto a la actriz jujeña trabajaron Gastón Pauls y la española Ariadna Gil. “En el caso de Gastón, yo escribí pensando en él –confiesa Lecchi–. Eso, por un lado, es bárbaro y por el otro es un riesgo fuerte, porque después tenés que sacarle a ese personaje las cosas que son de Gastón para hacerlo rico.” En el caso de Ariadna Gil –que trabajó con Pauls en Nueces para el amor– “fue más una decisión de ella. Yo nunca me hubiera animado a llamarla a Ariadna para ese papel. Ella es una protagonista absoluta y éste es un papel coprotagónico. No la hubiese llamado porque lo consideraba un papel pequeño para ella y, además, por una cuestión de costos. Pero me quedó una muy buena relación con ella”, comenta Lecchi. Después de leer el libro de Una estrella y dos cafés, Ariadna Gil se entusiasmó y le dijo: “Hago yo el papel”.

Gastón Pauls compone a Carlos, un arquitecto porteño que viaja a Purmamarca por un negocio relacionado con la instalación de un complejo de cabañas. Llega distanciado de su mujer Ana (Ariadna Gil), a punto de separarse. De casualidad conoce a Estela (Marina Vilte), una chica de 13 años con la que entabla una relación de amistad y ternura. Pero los sentimientos de Estela irán modificándose en el trato cotidiano y se verán conflictuados cuando Ana llegue a Purmamarca a recomponer su pareja.

–¿Es la mirada de un hombre sobre la manera de sentir de las mujeres?

–O al revés, es la mirada de las mujeres sobre los hombres. Me parece que la película es femenina. Les puede gustar más a las mujeres que a los hombres. Antes de ver las proyecciones hubiese dicho “estoy seguro”. Ahora veo muchos tipos a los que también les gusta la peli. Las mujeres pueden expresar más sus sentimientos que el personaje de Gastón. Su personaje esconde todo o no lo puede decir. Fue un personaje muy complicado, tanto para Gastón como para mí como director cuando lo hicimos. Es un personaje muy lineal. La peli, en general, también lo es. No tiene una estructura como la de un policial. Entonces, si no te enganchás con los personajes, te va a aburrir muchísimo. En ese enganche, la mirada femenina es más fuerte que la masculina. A los personajes femeninos les queda más claro lo que está pasando en la historia que al personaje de Gastón, que es mucho más gris.

–La película refleja varios mundos opuestos o, al menos, distantes, como urbanidad-pueblo, adolescencia-adultez, ingenuidad-culpa.

–Tiene mucho de ingenuidad. Lo que charlábamos con Gastón y Ariadna es que el personaje de Marina no tuviese esa cosa de la gente de ciudad, esa mochila de frustraciones. Por otro lado, el personaje de Marina, aunque tenga mucho de ingenuo, es el que ve las cosas con más pureza.

–El film habla de la pureza de los sentimientos, pero también de la de un lugar no contaminado con los vicios de la urbanidad y del desarrollo.

–Evidentemente en un pueblo como ése se vive distinto. Y ellos están acostumbrados a decir las cosas con más claridad. Por prejuicio, uno no cree que un adolescente de un pueblo como Purmamarca pueda sentir como un adolescente de acá. De golpe, Marina, que vive en ese pueblo donde no hay celulares, donde no hay casi señales en la televisión, donde no llegan los periódicos, es una persona que está totalmente informada, que sabe de la vida de todos, que tiene un razonamiento muy adulto a pesar de su edad. Entonces, eso también me interesaba: no tratar a un adolescente de un pueblo de una provincia de manera diferente a uno de la Capital.

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Alberto Lecchi dice que en su film buscó “la mirada de las mujeres sobre los hombres”.
 
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