Jueves, 22 de enero de 2015 | Hoy
CINE › LA DAMA DE NEGRO 2 NO MANTIENE EL NIVEL DE LA ORIGINAL
Por Ezequiel Boetti
La dama de negro se caracterizaba por dos elementos cada día menos habituales dentro del género del terror, como son la austeridad y la paciencia. Gran mérito del realizador británico James Watkins, quien disponía los recursos formales con muy buen pulso y se tomaba el tiempo necesario para construir una tensión por momentos insoportable en derredor de una misteriosa mansión gótica. Se convertía así la historia clásica de un fantasma rencoroso en una experiencia ominosa e inquietante hasta lo desesperante. Casi tres años después de su estreno, llega la inevitable secuela. Inevitable según los parámetros comerciales antes que narrativos, ya que, más allá de la continuidad o no de la presencia etérea, daba la sensación de que no había mucho más para contar. Viendo La dama de negro 2 queda claro que el prejuicio era correcto y el asunto ya estaba cocinado.
Dirigido ahora por Tom Harper y ya sin Daniel Radcliffe ni Ciarán Hinds en los roles protagónicos, el film apuesta por replicar casi todos los mecanismos narrativos de su antecesora. El “casi” se debe a que hay cambios y omisiones que, quizá por la falta de habilidad del equipo creativo se refieren en su mayoría a aquellos elementos que mejor funcionaban, dando como resultado un film demasiado parecido a otros tantos. Así, la particularidad del creciente suspenso generado por la mirada torcida de los pobladores a la casa y a quienes se interesaran en ella, además de la certeza de lo siniestro anidando puertas adentro de la comunidad, es reemplazada por una premisa con olor a excusa: durante la primera etapa de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de chicos y dos tutoras/docentes huyen rumbo a las afueras de Londres en busca de paz y tranquilidad, algo que a priori creen encontrar en el enorme caserón circundado por un pantano. ¿Referencias al contexto? Pocas y de nulo peso dramático.
Lo que pasará después es la típica historia de espíritus vengativos. Venganza manifestada desde el mismísimo inicio del film, cuando uno de los chicos, mudo desde la pérdida de sus padres durante los bombardeos, le haga a la profe uno de esos dibujos apocalípticos de trazo grueso y mucho rayón, manifestando unívocamente la presencia de una entidad hasta entonces vista sólo por él. La profe, además, tiene pesadillas recurrentes sobre su pasado reciente y buscará consuelo en los brazos de un apuesto piloto de aviones que, claro está, también está traumadito. Las cosas se complicarán aún más cuando un par de nenes se suiciden y todos asuman que, efectivamente, no están solos. Para el final queda uno de esos cierres tranquilizadores y mil veces vistos, con una seguidilla que arranca en la apoteosis del revanchismo del fantasma, atraviesa la “comprensión” de la docente y culmina en una escena lo suficientemente abierta como para otro capítulo de la saga.
(The Woman in Black 2: Angel of Death, Estados Unidos, 2014)
Dirección: Tom Harper.
Guión: Jon Croker y Susan Hill
Duración: 98 minutos
Intérpretes: Helen McCrory, Jeremy Irvine, Phoebe Fox, Helen McCrory, Amelia Crouch y Amelia Pidgeon.
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