Jueves, 17 de agosto de 2006 | Hoy
CINE › “CLICK”, DE FRANK CORACI, CON ADAM SANDLER
Por H. B.
CLICK,
PERDIENDO EL CONTROL
(Click) EE.UU., 2006.
Dirección: Frank Coraci.
Guión: Steve Koren y Mark O’Keefe.
Intérpretes: Adam Sandler, Kate Beckinsale, Christopher Walken, Henry Winkler, David Hasselhoff y Julie Kavner.
En la primera parte de su carrera, Adam Sandler había logrado trasladar al cine las virtudes que lo destacaron en Saturday Night Live: energía casi infantil, buenas caracterizaciones y una ironía realmente maligna. El resultado fue una atendible serie cómica, con Little Nicky como corolario y de allí, la rarificación representada por Embriagado de amor, su mejor película y también la mejor de Paul Thomas Anderson. Llegado a ese punto, Sandler da la impresión de haber perdido para siempre lo que Richard Lester llamaría el knack. Algo que tal vez tenga su origen en el intento de cambiar de imagen, pasando del adulto-niño a un adulto-maduro.
Esta intención encuentra su expresión más cabal en Click, perdiendo el control, posiblemente su peor película. Aunque a la vista de otras como La herencia del Sr. Deeds, Locos de ira y Como si fuera la primera vez, se hace difícil afirmarlo. La primera escena transparenta la transición del personaje-Sandler, con un travelling que va de un montón de juguetes tirados en el piso hasta él, que duerme sobre un sofá. No se puede dejar de pensar que los chiches le pertenecen, hasta que aparecen sus auténticos dueños, sus hijos en la ficción (en la realidad, Sandler acaba de tener una nena, lo cual no es un dato menor). Créase o no, el Sandler de Click es Michael Newman, un arquitecto (¡!) a quien su manipulador jefe (esa cita viviente de lo televisivo-grasa que es David Hasselhoff) promete un ascenso y no se lo da.
Como a la vez el tipo es incapaz de saber a qué corresponde cada uno de los controles remotos que hay en su casa, una noche sale de apuro a buscar un remoto universal. Termina encontrando uno insospechadamente literal. Se lo provee un Christopher Walken que parece estar imitando al científico loco de Volver al futuro y que evidentemente es algo más que un simple técnico (que los guionistas de Click sean los de Todopoderoso, donde Jim Carrey se topaba con Dios, debería servir de alerta). Regresado a casa, Newman descubre que el aparatito no sólo sirve para apagar la tele y abrir la puerta del garaje sin levantarse del sillón. También le permite enmudecer los ladridos de su Golden Retriever, poner en pausa a su esposa (la decorativa Kate Beckinsale) cuando se vuelve demasiado cargosa o ralentizar la carrera de una jogger callejera de tal modo que los pechos le floten, como a Pampita en cierto aviso de la tele.
¿Misógina, sexista, adolescente a destiempo? Desde ya que Click lo es, llena como está de chistes de vestuario, siempre al borde de lo desagradable. El humor es escaso y forzado, pero todavía falta lo peor, que sobreviene cuando a los guionistas les da por reescribir Qué bello es vivir. Tras sentirse en la gloria con su control remoto multiuso, a Newman le espera el castigo. Hace fast forward hasta su futuro y se descubre como un tipo que perdió el alma. Allí sobrevienen la moralina, la sentenciosidad, la pesadez, el kitsch pseudofantástico y el espectador sueña con un control remoto que le permita apagar de una vez al cine.
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