Si hubiera que ponerle, como a otras secciones del festival, un nombre que permita identificarla temáticamente (Democracias, Lugares, Métodos) a la Selección Oficial Internacional del 9º Bafici habría que ponerle en estos días, en vista de las películas presentadas, el de Desórdenes. Desórdenes familiares en el caso de la danesa Liv, familiares y grupales en el de la alemana Die Underzogenen (que figura en la grilla como The Unpolished) y grupales y generacionales en el de la portuguesa Body Rice. Mientras tanto en la otra Selección Oficial, la argentina, pueden verse el documental Un pogrom en Buenos Aires (sobre la caza de judíos desatada durante la Semana Trágica) y el film de ficción El hombre robado, una de cuyas protagonistas se dedica a robar objetos y, como el título lo indica, también hombres.

¿Qué harías si una mañana encontrás, en la cama de mamá, a un hombre varios años menor que ella? ¿Un 24 de diciembre, para más datos? ¿Y que además va a quedarse a cenar esa noche? Eso es lo que le sucede a la protagonista de Liv, que anda por los 14. Lo que decide la chica es muy sencillo: cogerse al amante de mamá. Filmada toda en el interior de un departamento y con una luz cálida que remite al recogimiento de la fecha (dicho sin doble sentido), una cámara atenta pero no histérica libera a Liv de cualquier sospecha televisiva. Aunque tampoco es que el conflicto adquiera una intensidad de aquéllas. Lo que sí es televisivo es la duración que la realizadora Heidi Maria Faisst decidió darle a la película: sólo 59 minutos. De tal manera que cuando de repente la protagonista abre la puerta, se va y la cierra, terminó la película nomás, aunque el espectador recién empezara a acomodarse en la butaca.

El tiempo que le falta a Liv parece sobrarle a Body Rice, dos horas de pura contemplación de un grupo de quemados alemanes, que se hallan en Portugal como parte de un plan de reinserción social, que tiene lugar en un campamento, al borde del mar. Muy reinsertados no se los ve, ya que a lo que se dedican es básicamente a pasar horas tirados, fumar un poco, tomar otro poco y participar cada tanto de tremendas raves playeras, con unos atroces equipos de sonido instalados sobre la arena. Como la cámara del debutante Hugo Vieira da Silva parecería un zombi más en medio de esta colección de desmotivados terminales, el espectador lamenta que la película danesa y la portuguesa no hayan trocado sus respectivas duraciones. Ateniéndose a la hora y media que indica el canon, The Unpolished tiene una duración tan justa como su título, que el catálogo del festival traduce como En bruto.

En bruto es como describe la realizadora debutante Pia Marais el mundo de la protagonista preadolescente, Stevie. Sus padres podrían ir a parar a la misma playa portuguesa de Body Rice si no fuera porque no tienen la menor intención de modificar su marginal forma de vida, que los lleva de un lado a otro, entre tráficos y contrabandos. Mientras extraña una estabilidad familiar que jamás tendrá, Stevie observa furtivamente a sus padres tras puertas entornadas, comparte algún porro con ellos y sus amigos, calla todo lo que siente, hace planes para independizarse. Y, como su congénere de Liv, intenta debutar con un hombre que no le está destinado. Stevie es la descuidada a la que quizás aluda el título, y aunque en el catálogo figure que The Unpolished está filmada en 35 mm, viendo la copia que se proyectó daría toda la sensación de que se trata de video, o el 16 mm más brumoso del mundo. Desprolijidad que le sienta de campanillas a una película tan poco pulida, tan cruda como el mundo que narra. Poco pulida, cruda: otras traducciones posibles para The Unpolished.

Una increíble versión en idisch de Adiós muchachos se oye al comienzo de Un pogrom en Buenos Aires. No es un gesto gratuito: de lo que habla el documental de Herman Szwarcbart, a partir de una investigación sobre la cacería antisemita desatada por “niños bien” en la Buenos Aires de 1919, es de las formas que asumió la inmigración judía a la Argentina, en las primeras décadas del siglo XX. Con el propio realizador como investigador, y abriendo líneas que tanto conducen a los testimonios que se conservan sobre esa masacre como a datos de color de la vida judía en la Argentina, Un pogrom en Buenos Aires desentierra información del más alto valor. Incluyendo revulsivos testimonios antisemitas y la documentada pero muy poco difundida traición de altos dirigentes de la colectividad. Lamentablemente, son más las líneas que Szwarcbart abre que las que desarrolla, como si Un pogrom en Buenos Aires fuera un puntapié inicial para futuras, y más completas, investigaciones.

Tercera película en blanco y negro que presenta esta edición del Bafici (las anteriores fueron El desierto negro y La León), El hombre robado está protagonizada por tres chicas que se dedican a algo muy poco frecuente en cine: son empleadas de museo. Más frecuente es en tal caso que se disputen los novios o se los hereden mutuamente. Y si no, que los roben, como hace una de ellas, que también suele “levantar” valiosos objetos del museo donde trabaja. Abundante en diálogos y con una relevante presencia dramática de lo inanimado (objetos antiguos, lápidas, señalizaciones urbanas, estatuas del Parque Thaïs), la película de Matías Piñeiro (25 años, discípulo de Rafael Filipelli en la FUC) se extiende en lecturas de fragmentos literarios y citas históricas. Todo ello remite a A propósito de Buenos Aires, largometraje colectivo del que su realizador había participado, y que se exhibió en el Bafici anterior. Como sucedía allí, el peligro de tanta neutralización dramática y tonal es que también el espectador eche sobre El hombre robado una mirada neutra.

The Unpolished se verá hoy a las 20 en el Hoyts 12 y el viernes a las 22.30 en el Atlas Santa Fe 2. Body Rice, mañana a las 15.15 en el Atlas Santa Fe 2. Un pogrom en Buenos Aires, mañana a las 13 en el Hoyts 8 y el viernes a las 19 en la Alianza Francesa. El hombre robado, hoy a las 17 y el viernes a las 15.30, en ambos casos en el Hoyts 9.