Viernes, 12 de octubre de 2007 | Hoy
CINE › “STARDUST”, CON MICHELLE PFEIFFER Y ROBERT DENIRO
Por Horacio Bernades
STARDUST: EL MISTERIO DE LA ESTRELLA
(Stardust)
EE.UU./Gran Bretaña, 2007.
Dirección: Matthew Vaughn.
Guión: Jane Goldman y M. Vaughn, sobre novela de Neil Gaiman.
Intérpretes: Charlie Cox, Claire Danes, Michelle Pfeiffer, Robert DeNiro, Peter O’Toole, Sienna Miller, Ricky Gervais, Rupert Everett y Jason Flemyng.
Un poco de Harry Potter y Las crónicas de Narnia y otro poco de Piratas del Caribe, Stardust: El misterio de la estrella está tan sobreproducida como todas ellas. Pero es pesada como una película de época y tiene la gracia y soltura de una institutriz inglesa llena de enaguas. Basada en una novela de Neil Gaiman (el autor de Sandman) y protagonizada por el newcomer Charlie Cox (a cuyo lado Orlando Bloom puede parecer un dechado de carisma e intensidad), este tanque de 65 millones de dólares es un relato de aventuras ubicado en el siglo XIX. Presentada en Argentina sólo en versión doblada al castellano, la película dirigida por el británico Matthew Vaughn incluye mucha magia y brujería, algo de piratería, un toque de poesía y un poquitín de love story adolescente. Siempre que a las palabras “magia” y “poesía” no se les atribuya un sentido mayor que el del puro mandato industrial.
Sin rastros de Hoagy Carmichael, Billie Holiday o Coltrane, Stardust transcurre a caballo de dos mundos contiguos, uno de carácter realista y el otro, mágico, entre los cuales viaja el héroe. Que, como Shandy, se llama Tristán. Sus andanzas empiezan cuando le promete a una linda muchacha (la pecosa Sienna Miller) traerle una estrella como regalo de cumpleaños y se encuentra con que la estrella es otra linda muchacha (Claire Danes). Esta cayó a la tierra por culpa de un medallón encantado, lanzado al espacio por un rey agonizante (Peter O’Toole), empeñado en burlar a sus siete hijos. Que a su vez se empeñan en traicionarse y asesinarse entre sí (dos de ellos son Rupert Everett y Jason Flemyng). ¿Sombras de Rey Lear? Bueno, Shakespeare se llama cierto pirata, que posa de rudo pero en el fondo lo que quiere es bailar el can-can y sacudir abanicos de colores, al estilo Locomía. ¿Que quién lo encarna? Robert DeNiro, por supuesto. Michelle Pfeiffer hace de bruja mala y vieja, toda llena de arrugas, pero en algún momento se convierte en esa cincuentona espléndida que es la verdadera Michelle Pfeiffer. También aparece un ratito Ricky Gervais, genial protagonista de la serie The Office, tan desaprovechado como el resto del elenco (pero menos desaprovechado que Rupert Everett, que muere un minuto después de aparecer en escena).
Falta de motivaciones fuertes (por momentos se hace difícil recordar qué era lo que pretendían el héroe, la villana y el resto), más que una película Stardust parece un desfile. Desfile de estrellas, como corresponde al título, y también de escenas y –faltaba más– de efectos especiales, con barcos que vuelan, brujas que envejecen o rejuvenecen y luces de colores que parecen bengalas de Año Nuevo.
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