Ayer a las noche cerró la edición 2008 de la Feria arteBA. En cada nueva edición la feria se supera a sí misma, en la cantidad de visitantes, calidad de los espacios, ventas, espacios institucionales. Las galerías presentaron proyectos coherentes de acuerdo con sus gustos y apuestas estéticas; de acuerdo, también, con el público al que apuntan. Aquello que hasta hace pocas ediciones era sólo privativo de algunas galerías, como la limpieza visual y la consistencia de sus espacios, en esta última edición se generalizó. La participación de galerías extranjeras creció, como es el caso del envío brasileño, con nueve galerías este año.

También puede decirse que hubo obras y artistas para todos los gustos. Y contra la tendencia de las ediciones más recientes, en que la pintura estaba cada vez menos presente, ahora vuelve a ganar terreno y comparte espacios con todas las demás técnicas y tecnologías.

El videoarte exhibido ya no sólo tan autorreferencial (es decir, más inclinado a fascinarse por el medio que con la posibilidad de decir algo), sino que resulta más interesante visual y narrativamente, comenzando por la sección “Caja negra/cubo blanco”, curada por Fabiana Barreda y Tobías Ostrander (curador de video del Museo Rufino Tamayo, de México D.F.).

La Fundación arteBA delega la selección de las distintas áreas en comités de expertos rotativos con integrantes locales e internacionales y esto garantiza cada vez más la independencia de criterios.

En el acceso de la feria se homenajeó a Gyula Kosice (1924), Enio Iommi (1926) y Clorindo Testa (1923). Como dice la curadora de este homenaje, Ana Martínez Quijano, los tres tuvieron lugares centrales en movimientos vanguardistas, “sin fundirse en la identidad de esos grupos: se revelan como herederos de cierta indisciplina intelectual que es patrimonio del ser argentino, se destacan como individualidades. Ellos son únicos. Continúan cuestionando lo establecido, imaginando y ensayando repuestas para el arte y también para la vida”.

Otro acierto es Open Space que, aunque este año exhibió altibajos en la selección, sin embargo continúa siendo un lugar interesante para mostrar obras de grandes dimensiones en los más diversos lenguajes. Este año la curadora fue Eva Grinstein y las doce propuestas (galerías y artistas) fueron las siguientes: 713 arte contemporáneo presentó obra de Eliana Heredia; Alvaro Castagnino, de Nora Correas; Baró Cruz (Brasil), de Fabiano Gonper; Cecilia de Torres (EE.UU.-Uruguay), de Gustavo Díaz; Dabbah Torrejón presentó obra de Silvana Lacarra; Daniel Maman, de Bastón Díaz; Del Paseo (Uruguay), de Rimer Cardillo; Ruth Benzacar, de Ernesto Ballesteros; Durban Segnini (Venezuela-EE.UU.), de Beto de Volder; Galería Sicart (España), de Leonardo Damonte; Wussmann, de Luis Benedit y Zavaleta Lab, de Sigismond de Vajay.

Otro de los puntos de impacto de esta edición fue la quinta edición del premio arteBA Petrobras, dirigido por quien firma estas líneas. La selección de los ocho finalistas –entre más de cuatrocientos participantes– estuvo a cargo María Gainza, Claudio Iglesias y Graciela Speranza. Los seleccionados fueron: Martín Bonadeo (Buenos Aires, 1975), Carlos Huffmann (Buenos Aires, 1980), Mauro, Vicente Grondona (Buenos Aires, 1977), Rosalba Mirabella (Tucumán, 1975), Leandro Yadanza (Rosario, 1975), Paula Senderowicz (Buenos Aires, 1973) y Marisa Rubio (Buenos Aires, 1976). Un jurado de selección integrado por la Gabriela Rangel (de America Society, Nueva York), Hans-Michael Herzog (Fundación Daros, Zurich) y Daniel Molina. Los ganadores fueron Guzmán ($30.000 adquisición) con su “Autocine Guzmán” y Marisa Rubio ($10.000) con “Quehué”. El primer premio será exhibido en el Museo Caraffa, de Córdoba, que tendrá a su cuidado la obra por dos años. Esta es una novedad fundamental de la quinta edición del premio.

El programa Matching Funds, auspiciado por Zurich, permite que tres museos puedan ampliar sus colecciones con obras elegidas en la feria, con la entrega de 20.000 dólares a cada uno. El museo Castagnino Macro de Rosario eligió dos fotografías de Anne Marie Heinrich y una de Grete Stern. El Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén eligió una pintura de Alejandro Puente y una tinta de Ernesto Deira. El Malba, un video de Oscar Bony.

La Fundación American Express donó 20.000 dólares para que la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes adquiera una obra. La elección estuvo a cargo de Guillermo Alonso, director del MNBA; Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa, y Sergio Baur, ministro de la Dirección General de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina –ambos miembros del Consejo del MNBA–. La obra elegida fue Marginality & Displacements, 3 (2002), de César Paternosto.

En la edición 08 se instituyó el premio “En obra”, por iniciativa de Juan Cambiaso, cuyo objetivo es apoyar a un artista menor de 30 años elegido en el Barrio Joven Chandon. No se trata de un premio adquisición, sino de darle al premiado la posibilidad de destinar una suma de dinero al proyecto que considere más necesario para su carrera. Los organizadores y miembros del jurado fueron Roxana Sucari y Alejandro Ikonikoff, que premiaron a Giancarlo Scaglia de la Galería Revolver de Perú (primer premio de U$S 2500) y a José Ignacio Pfaffen, de la Galería Cultura Pasajera, de Rosario (segundo premio, U$S 1500).

El stand MacStation estableció el año pasado el premio “Paradigma digital”, que busca promover la creatividad artística gestada desde las nuevas prácticas estéticas producidas. En videoarte, el primer premio fue para Charly Nijensohn; el segundo, para Eugenia Calvo, y el tercero fue compartido por Federico Zukerfeld y Florencia Levy. En fotografía, los premios fueron para Martín Gómez (primero), Carolina Magnin (segundo) y Erica Bohm (tercero). El premio para video-instalación fue para Paulino Estela y Juan Ferlat. También entregaron premios para diseño de indumentaria, diseño industrial, danza y teatro.