Nadie podría discutir esta afirmación: Annie Lennox posee una de las mejores voces que ha dado la música contemporánea. En Eurythmics o en su faceta solista, la cantante de aspecto andrógino ha dado pruebas de ese caño prodigioso que no tiene que ver solo con su capacidad pulmonar y de afinación sino, sobre todo, con eso inasible que sucede en la interpretación. Annie Lennox eriza la piel. Y por eso ya provocaba entusiasmo la mera noticia de la edición de Nostalgia (Universal), su tercer disco de versiones (recuérdese el bellísimo Medusa de 1995; en 2010 lanzó A Christmas cornucopia, con canciones navideñas). Escucharlo lleva ese entusiasmo al paroxismo: la platinada toma páginas del cancionero estadounidense y hace maravillas, desde esa apertura con sonido de disco de pasta en “Memphis in June” (Webster / Carmichael) hasta el sensual cierre con el “Mood indigo” de Duke Ellington. En el medio se acumulan momentos deliciosos, como la estremecedora versión del “Summertime” de Gershwin, su homenaje a Billie Holiday con “God bless the child” o la dulzura impresa a un tema originalmente tan áspero como “I put a spell on you” de Screamin’ Jay Hawkins. Imprescindible. E. F.