DISCOS › “LIVE! TONIGHT! SOLD OUT!”, DE NIRVANA
El DVD propone una visión integral del grupo, que incluye sus mejores momentos, pero también sus escenas impresentables.
› Por Eduardo Fabregat
“El punk es libertad musical. Es decir, hacer y tocar lo que quieras. En términos de diccionario, ‘nirvana’ quiere decir libertad del dolor, del sufrimiento y del mundo exterior, y eso está bastante cerca de mi definición del punk rock.” Kurt Cobain pronuncia el párrafo a cámara y el texto se reproduce en la tapa de Live! Tonight! Sold out!, el DVD que acaba de aparecer en la Argentina, un retrato desde adentro de los años en que Cobain, Dave Grohl y Krist Novoselic produjeron el primer gran sacudón de los ’90 en la escena musical. Un paseo que va de 1991 a 1993, compuesto por actuaciones en vivo, apariciones televisivas, entrevistas y escenitas del círculo íntimo de Nirvana: una producción que llevó 13 años terminar, y que representa el mejor testamento del trío de Seattle. No es que la cajita contenga “lo mejor de” (esa fórmula amada en los sellos discográficos) sino todo lo contrario: Live!... es una visión integral del grupo, que incluye sus mejores momentos pero también sus patinadas, sus escenas impresentables y hasta vergonzosas, con una honestidad brutal que no suele abundar en los “productos” de la industria.
“Este trabajo fue inicialmente concebido en 1992/1993. Aunque las circunstancias no permitieron que quienes lo idearon pudieran completarlo, se puso gran cuidado en mantener la integridad y las intenciones de la edición original”: firmada por “Krist & Dave”, la frase abre el DVD y le da paso a la irónica publicidad apócrifa de The Art Institutes International, una empresa dedicada a “desarrollar jóvenes talentos del rock”. Las invectivas del grupo hacia la industria aparecen una y otra vez a lo largo del film, pero esa filosofía cobra aún mayor potencia al apreciar las actitudes de Nirvana, que se caga en todo aquello que los ejecutivos de la música recomiendan. Allí está el grupo destruyendo todo con un demoledor “Territorial Pissings” en el set de The Jonathan Ross Show, un show inglés alla Letterman cuyo conductor no puede creer lo que ve... y la tonelada de acoples que sigue sonando mientras el grupo se va a camarines. Allí está el desmadre organizado nada menos que en Top of the Pops, cuando el grupo, obligado por contrato a un playback de “Smells like Teen Spirit”, se dedica a hacer literalmente cualquier cosa, mientras Cobain ladra la letra en un tono más propio de Echo & The Bunnymen.
La lista sigue: Cobain entrando en silla de ruedas al escenario de San Pablo, Grohl explicando por qué odian tocar en lugares grandes (lo cual también explica el lamentable show de Vélez), un amague de “Smells...” idéntico a aquel show argentino, Cobain afónico y aullando “Come as you are” en Amsterdam, un guardia de seguridad pateando al cantante y guitarrista en un escenario de Dallas. Pero Live!... sirve también para demostrar por qué Nirvana era Nirvana: en su mejor forma, el trío deja arrasadoras versiones de “On a Plain”, “Something in the Way”, “Aneurysm”, “Breed”, “Negative Creep”, y cinco temas en Amsterdam 1992 nunca vistos antes. Como dice en un pasaje Chris Robinson, de los Black Crowes: “Todos están fascinados por la cantidad de discos que venden. ¿Por qué no se fascinan por el hecho de que este tipo escribe muy buenas letras? Y además... ¡estos tipos rockean!”. Más allá de la postura nihilista, Nirvana rockeaba. Las pruebas están en pantalla.
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