Una es “la novia del feeling”, estrella del Buena Vista Social Club, la voz femenina viva del son. La otra es la estrella inasible del firmamento brasileño, estelar a su modo, siempre alejada del circuito mainstream. No cantan en la misma lengua; sí con el mismo lenguaje, por cercanía de tradiciones musicales y por formas estéticas comunes en la interpretación. A las dos les pareció muy natural reunirse para hacer un disco, sin tener que apelar a calificativos como “cruce” o “intercambio”. El encuentro, y la riqueza o la sorpresa que puede habilitar, es lo que guía este trabajo que edita en la Argentina RP Music, acompañado por un DVD que sigue con impecable edición la historia de ese encuentro de más de dos. El trabajo renuncia a los títulos y se queda con los nombres de estas dos mujeres cantoras por toda presentación: Omara Portuondo y Maria Bethânia.

Así como un par de años atrás el exitoso Lágrimas negras encontró la forma de sumar la gitanía flamenca al son cubano más exquisito, desde lo que tienen en común estas tradiciones, y no como parches musicales superpuestos, del mismo modo aquí se exploran matrices musicales y culturales comunes, también reunidas en un disco encarado como una obra integral. Cierto aire de delicadeza recorre este trabajo de formato acústico, como si se hubiese optado por sacar el máximo jugo a cada canción, cada palabra, cada ritmo –más que al brillo personal de las intérpretes–, tratándolos como obras únicas, también desde los arreglos. Portuondo y Bethânia cantan juntas y separadas, en portugués y en español, y van tendiendo puentes. En la tradicional “Só vendo que beleza (Marambaia)” provocan el encuentro lúdico del samba y la salsa y hasta dan lugar para que Portuondo juegue a rapear una estrofa en su estilo. “Palabras”, de Marta Valdés, se liga a “Palavras”, de Gonzaguinha; la sertaneja “Caipira de fato” a la guajira “El amor de mi bohío”, donde también resuenan las tradiciones campesinas. Portuondo se sumerge en el bolero “Mil congojas” (en una versión conmovedora), Bethânia en “Arrependimento”, un olvidado bolero de Fernando César y Dolores Durán. Suenan las ligazones musicales y culturales, la africanía marcando su herencia.

Portuondo y Bethânia se conocieron durante una gira de la cubana por Brasil, en 2005. Para 2007 ya estaban cumpliendo la promesa de grabar este disco juntas y ahora están mostrándolo en una gira, que el 7 de junio las traerá al Luna Park. El DVD no es simplemente el complemento en imágenes de la grabación en estudio, o de algún concierto posterior: está encarado como un documental cuidado en la edición. Producido por Jaime Alem, director y arreglador histórico de Bethânia, el disco también provoca el encuentro de quienes acompañan a una y otra intérprete, todos grandes músicos. Presentadas como “dos leyendas vivas de la música”, las cantantes eligen prescindir del segundo adjetivo: ofrecen una música viva, y por tanto siempre abierta a nuevos nacimientos.