Algo así como un corto pero melancólico viaje en el tiempo. Eso es lo que pueden llegar a experimentar aquellos que tienen entre 25 y 50 años y sintonicen Canal 7 durante el bloque de programación infantil de la tarde del canal estatal, Permitido estacionar, al reconocer los acordes y la pegadiza melodía que servía de cortina musical del viejo y entrañable programa Las manos mágicas. “Las manos mágicas te dirán la forma de aprender / bonitos trucos que de magia son / el resto depende de usted”, volvió a escucharse desde hace unos días, en una nueva versión del ciclo de magia que durante años entretuvo e inició en el misterioso arte a muchos niños con la simpleza de dos manos de guantes blancos haciendo de las suyas sobre un sobrio fondo negro. El microprograma, producido íntegramente en el país, se puede ver diariamente entre las 16 y las 18, a razón de dos envíos por día.

La que acaba de estrenar el canal estatal es la primera adaptación que se hace en el mundo del programa que originalmente se llamó Trick and Treat with The Magic Hands, grabado en Estados Unidos en 1956 y que se exhibió a lo largo de 130 países, en 63 idiomas diferentes. En formato HD y con una nueva versión de la cortina musical a cargo de Leo García, El nuevo show de las manos mágicas modelo 2008 fue realizada por KRK producciones, la productora que abrieron Adrián y Alejandro Korol junto a Lisandro Ruiz, que adquirió los derechos para Latinoamérica y España. “Decidimos hacer una remake de Las manos mágicas porque se trata de un programa que veíamos mucho de chicos. Es una propuesta televisiva distinta, que tiene la virtud de unir frente al televisor a diferentes generaciones, dada la cantidad de décadas que este programa estuvo al aire. Además, yo creo que la magia no tiene edad”, le explica a PáginaI12 Alejandro Korol.

La versión conserva la misma estructura que la original, pero la estética y algunos de los trucos fueron aggiornados a los tiempos actuales, debido a que Las manos mágicas siempre se caracterizó por haber acercado a los hogares el encanto de la magia a partir de la utilización de objetos cotidianos. “Lo que pasa es que un dedal era algo cotidiano en las casas en la década del ‘60 y ahora es una rareza. Hoy es mucho más fácil encontrar o tener a mano un MP3. La idea del ciclo es que los chicos, entre tanta estimulación tecnológica, puedan aprender que existen juegos entretenidos y divertidos sin necesidad de utilizar pilas o baterías”, detalla el ex integrante de Los Vergara.

La adquisición de los derechos del ciclo fue toda una aventura. Luego de haber hecho el año pasado el micro Mensaje de texto para el bloque infantil, en el que se incentivaba a los chicos a la lectura, el canal les pidió que presentaran otra propuesta e inmediatamente a los hermanos Korol se les vino a la cabeza Las manos mágicas, pensando que no iban a tener mayores inconvenientes. Sin embargo, todo se complicó cuando supieron que Lin Searles y Stern y Jim Cooper habían fallecido. “Y cuando dimos con la hija de uno de ellos, que era la dueña de los derechos, nos sacó de encima porque no entendía cómo dos argentinos, cincuenta años después, querían hacer una nueva versión. Pero todo se iluminó cuando Leo Benhke, que era el mago original, logró convencerla”, relata el productor y conductor de Resumiendo (viernes a las 23) en el 7.

La demostración y la posterior explicación del truco de magia realizado con cartas, monedas, pañuelos, billetes y fósforos sigue siendo el esquema del ciclo, tan básico como raramente atractivo. El gran interrogante es hasta qué punto los chicos se pueden enganchar viendo la simpleza de El nuevo show de las manos mágicas después de los shows televisivos de David Copperfield, Criss Angel e, incluso, el local Atracción mental. “A los pibes –analiza Korol a modo de respuesta– el ciclo les entra por la estética. Esas dos manos moviéndose con elegancia tienen mucha fuerza televisiva, la música es muy pegadiza y los trucos son muy sencillos. Es un producto diferente al que están acostumbrados. Y el formato de 3 minutos es ideal para captar la atención de una generación acostumbrada a la lógica del videoclip y el consumo ultrasegmentado.” En definitiva, un clásico que volvió remozado, pero manteniendo de todos modos intacto el espíritu didáctico que cautivó a distintas generaciones de niños durante más de medio siglo.