Miércoles, 21 de noviembre de 2012 | Hoy
TELEVISION › CRISTINA BANEGAS Y DARíO GRANDINETTI DESPUéS DE LA OBTENCIóN DE LOS PREMIOS EMMY INTERNACIONALES
Ambos fueron galardonados como mejores actores en drama televisivo por sus trabajos en Televisión por la inclusión, el ciclo unitario sobre la exclusión social que a fines de 2011 se emitió por Canal 9.
Por Emanuel Respighi
Son dos intérpretes argentinos sueltos en Nueva York. Dos actorazos caminando por la Quinta Avenida y recorriendo cada uno de su recovecos, perdiéndose entre sus grandes tiendas, pasando inadvertidos en suelo ajeno. O casi, teniendo en cuenta que desde la noche del lunes Cristina Banegas y Darío Grandinetti son dos caras reconocibles para algunos de por allí, a raíz de haber sido premiados como los mejores actores en drama televisivo en los Emmy Internacionales, el galardón que distingue a las más destacadas producciones y profesionales del medio de todo el mundo. Sus trabajos en Televisión por la inclusión, el ciclo unitario sobre la exclusión social que a fines de 2011 se emitió por Canal 9, llamaron la atención de un jurado proveniente de lejanas culturas y que no tuvo pruritos a la hora de otorgarle a un mismo país los principales reconocimientos actorales en materia televisiva. Gracias a ellos, la TV argentina consiguió por primera vez en su historia ganar premios Emmy en el rubro interpretativo.
“El premio fue muy emocionante porque realmente nosotros trabajamos en condiciones mucho más precarias. Ser reconocidos con una serie que trabajó temas de discriminación, y de la manera que lo hizo, me llena de orgullo artístico, pero también humano”, explicó la actriz a Página/12, desde Nueva York, en una de esas jornadas en las que el reconocido se transforma en el foco de buena parte del periodismo. “Muchas veces ética y televisión no van de la mano, por eso es un doble honor ganar por Televisión por la inclusión, donde en cada episodio trataba un tema contra la discriminación”, confesó Banegas, demostrando más satisfacción por la forma que por el resultado. “El ciclo trató de reivindicar aquellas cosas que necesitan ser reivindicadas para hacer del mundo un lugar mejor, así que agradezco haber participado de un proyecto que pone luz en aquellas cosas que necesitan ser visibles”, reconoció Grandinetti, apenas supo que era elegido mejor actor.
Surgida del primer Concurso de Series de Ficción de Alta Calidad para el Prime Time de Televisoras Privadas, organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y el Ministerio de Planificación, junto al Consejo Asesor del SATVDT, Televisión por la inclusión fue una producción que tuvo en su trama el sello indeleble de Claudio Villarruel y Bernarda Llorente, los productores que a través de ON TV crearon la propuesta y que en 2008 ganaron el primer Emmy para la TV de Hispanoamérica con Televisión por la identidad, otro ciclo de fuerte anclaje social. Fiel a la búsqueda artística que desarrolló desde sus años al frente de Telefe, donde trataron diversas problemáticas sociales en ficciones como Vidas robadas, Montecristo o Resistiré, la dupla volvió a encontrar en Televisión por la inclusión el reconocimiento a propuestas que intentan hacer TV desde otro lugar.
“Nosotros sentimos que se está premiando un contenido que asume riesgos, una determinada narración, una manera de contar historias distinta”, le cuentan Llorente y Villarruel a Página/12. “Este reconocimiento a los actores de TV por la inclusión –sostienen– demuestra que no necesariamente una TV de calidad se hace con grandes recursos. Cuando ganamos el primer Emmy utilizamos los recursos de un canal privado, como Telefe, al cual convencimos, en función de ese relato. Y ahora premian a un ciclo, a través de las actuaciones, que tiene diez veces menos de recursos, readaptando el relato a las condiciones. En un mundo en crisis, no es casual que los ojos miren hacia Latinoamérica también en la TV, premiando a una manera, original, de contar problemáticas sociales universales. Televisión por la inclusión es el más claro ejemplo de que no necesariamente la TV se degrada por tener menor presupuesto: el gran problema del medio es la falta de creatividad, el miedo al riesgo.”
A lo largo de sus trece episodios, Televisión por la identidad combinó atracción dramática con sensibilidad social, a la hora de contar diferentes conflictos relacionados con la exclusión, la discriminación, la desigualdad, la explotación y el acoso, entre otros ejes que invitaron al espectador a tomar conciencia sobre sus conductas a la hora de ser solidarios y comprensivos con los otros. Por sus interpretaciones en distintos episodios del programa, Banegas y Grandinetti fueron reconocidos entre los actores de todo el mundo.
La primera emoción de la noche fue para Banegas, premiada por su papel en “Sin cobertura”, el capítulo 9 del ciclo dirigido por Alejandro Maci. Allí, la actriz interpretó a Paula, la madre de una adolescente con síndrome de Down, que de un día para otro debió luchar contra viento y marea porque la obra social dejó afuera del plan de cobertura familiar a su hija. Un personaje que, en la inquebrantable defensa de los derechos de su hija, le permitió a Banegas una interpretación equilibrada entre la indignación y la dignidad. “Yo siento que es un premio no a mí sino a la actuación argentina, a los actores argentinos, que hay muchos y muy buenos. Me siento muy honrada de que, en un punto, yo los represente a todos”, detalló Banegas. “No sé qué fue lo que al jurado le pudo haber gustado de nuestras interpretaciones, si fue un estilo o la construcción del personaje, lo que supongo es que nuestras actuaciones les parecieron mejores a la de nuestros compañeros de terna”, señala la cantante, actriz y directora teatral.
Por su parte, Grandinetti fue elegido por la notable composición de Mario, un taxista xenófobo e intolerante capaz de traspasar sus propios límites para desterrar de su círculo más próximo a una familia peruana. En “Suelo argentino”, tal el nombre del capítulo, Mario llevó al extremo sociológico la estigmatización de ciudadanos provenientes de países limítrofes. “Lo que tiene el premio de especial es que me lo hayan dado por un programa de TV que habla de lo que habla, que trata de hacer tomar conciencia sobre el ser humano y sus conductas. De hecho, fue ese mismo motivo que me llevó a aceptar hacerlo. Yo no hago mucha televisión, pero hablar sobre nuestras maneras de proceder en tanto humanos que formamos parte de un colectivo me interesó y me sedujo”, confiesa Grandinetti.
Respecto de si esa misma temática de TV por la inclusión, que interpela al televidente en su rol de humano y ciudadano, pudo haber influido positivamente o no en el jurado, los actores esperan que así sea. “Sería muy positivo si el jurado nos hubiera elegido por haberse sentido movilizado por una historia tan humana, por abordar la discriminación en sus distintas facetas”, subraya Banegas. “Es probable –se suma Grandinetti–, porque nadie puede no sentirse conmovido con estas historias. Sería bueno que este tipo de programas, que transmiten valores, sean mirados de una manera especial. Tampoco sé si el jurado estadounidense está tan pendiente de estas cosas. De hecho, en la rueda de prensa me hicieron una pregunta que dejaba traslucir que la sociedad argentina era muy discriminadora y nada que ver. No todos somos como mi personaje. Pero alguno tal vez haya visto a este taxista, xenófobo y prejuicioso, como un héroe.”
A punto de tomar el vuelo que los depositará nuevamente en suelo argentino, los actores señalaron que sus premios pueden llegar a servir como estímulos para el gran semillero actoral con el que cuenta el país. “Puede que el hecho de ser reconocidos en el Primer Mundo resulte un incentivo para las nuevas generaciones que decidieron animarse a estudiar actuación”, analiza Banegas. “Los actores argentinos estuvieron siempre bien considerados y ya han sido premiados en distintos lugares del mundo”, agrega Grandinetti. “Lo que sí creo –concluye el actor– es que ojalá este premio pueda contribuir a que el Estado argentino continúe apostando a producir ciclos con este tipo de temáticas, que por lo general la TV privada no aborda, porque se piensa desde el prejuicio y el miedo de que la gente no los va a ver. Y creo que además de entretener es una manera más de construir cultura y hacer política de derechos humanos.”
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