A esta altura y tras una seguidilla que se remonta a un par de meses, puede arriesgarse que hay, para el espectador local, tres vías (legales, se entiende) para dejarse mecer por las nuevas olas del cine indie estadounidense. Una es el Bafici. Otra, el Festival de Mar del Plata. Por lo visto, a esas ventanas más o menos tradicionales habrá que ir sumándoles los directos a DVD lanzados por los sellos Transeuropa y SBP. En mayo, el primero de ellos editó Mi adorable ladrona, de Joshua Safdie (The Pleasure of Being Robbed, 2008). En junio fue el turno de Un amor de verano, de Bradley Rust Gray (The Exploding Girl, 2009). Ahora le toca a Baghead, opus 2 de los hermanos Jay y Mark Duplass, que había podido verse en Mar del Plata un par de ediciones atrás y que SBP lanzará la semana próxima, con el título –peligrosamente engañoso– de Noche macabra.

Engañoso, porque nada más lejos de una película de terror que ésta, a la que en tal caso podría calificarse, con perdón por la palabra, de “terror metalingüístico”. Baghead (“cabeza de bolsa”) es una película indie que parafrasea dos modalidades más o menos recientes (¿dos tics?) del cine indie. Una es la que se conoce como mumblecore, películas muy conversadas y de aire perezoso, filmadas en digital y por dos pesos por realizadores que suelen ser amigos entre sí. Realizadores como los propios Duplass, nacidos en Nueva Orleans en 1973 y 1976. La otra vertiente indie que Baghead parafrasea, o parodia, o metamorfosea, es la del terror digital, filmado básicamente en las mismas condiciones en las que se produce el mumblecore. El de películas como The Blair Witch Project y, más recientemente, Actividad paranormal.

La película producida, escrita, fotografiada y dirigida por los Duplass tiene por protagonistas a dos amigos actores, que no dan la sensación de haber actuado mucho en su vida (los protagonistas del mumblecore no suelen ser gente muy trabajadora). Después de ver la recepción cuasi gloriosa que la absurda peliculita de un conocido tiene en un festival de cine ultraindie, Matt –que gasta aires de winner– y Chad –un gordito que es un loser total– deciden irse un fin de semana con dos chicas a una cabaña. La idea es escribir un guión en dos patadas, conseguirse alguien que lo dirija y actuarlo ellos mismos. Bah, eso es lo que quiere Matt, porque en lo único que piensa Chad es en entrar en la habitación de la chica que lo acompaña (la rubia Greta Gerwig, que también escribe y dirige cine indie).

Hasta ahí, lo mumblecore de Baghead. De ahí en más, y gracias a la aparición de cierto desconocido con una bolsa de papel en la cabeza y un cuchillo en la mano, la parodia al terror de entrecasa. Que si algo no da es miedo. Esa es seguramente la broma, porque películas como The Blair Witch Project y Actividad paranormal tampoco es que pongan los pelos de punta. Como todo el cine mumblecore, lo mejor de Baghead es ese aire medio desganado, como de “usted también podría hacerlo, por muy poca plata”, hecho de diálogos notoriamente improvisados, gente que no parece estar actuando, guiones escritos en servilletas. Y un sentido del humor en el que el chiste es que nunca quede del todo claro qué es un chiste y qué no. Eso y Steve Zizzis, el actor que hace de Chad, capaz de expresar con una total falta de esfuerzo cuestiones como el deseo soterrado, los celos y la subestimación pública. Sensaciones que al 99 por ciento de sus colegas suele requerirle un esfuerzo bárbaro.