Chaplin at Keystone se llama la caja de cuatro discos que el pequeño sello independiente Flicker Alley lanzó un par de meses atrás en Estados Unidos. El boxset contiene dos decenas de cortos de cuando Chaplin era tan desconocido que su nombre ni siquiera figuraba en los títulos de crédito. Era el año 1914 y Sir Charles Spencer, proveniente del vaudeville londinense, acababa de desembarcar en Estados Unidos, siendo contratado por la Keystone, propiedad del célebre Mack Sennett. Lo curioso es que a lo largo de ese año y gracias a su participación en esos cortos (los primeros, protagonizados por estrellas mucho más famosas entonces, como Mabel Normand), Chaplin pasó del anonimato a la celebridad absoluta. Tras escribir y dirigir varios de sus últimos cortos para la Keystone, Carlitos consolidaría su celebridad en la compañía rival Essanay. Acompañada de extras y de un booklet, en Estados Unidos Chaplin at Keystone se consigue a 60 dólares.