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8-Aquel martes después de Navidad,

de Radu Muntean. Con Mimi Branescu.

2010, 99 min. Transeuropa.

Como todo el reciente cine rumano, Aquel martes después de Navidad no observa el mundo con mirada precisamente idílica. La diferencia es que lo que se pone en cuestión no es ahora el funcionamiento del mundo sino el del mundo interno. Drama de triángulo amoroso, la tragedia del protagonista reside en no ser el clásico marido que le promete a la amante que algún día va a divorciarse: Paul se enamoró de la amante, sin desenamorarse de la esposa. Filmada en el clásico estilo “nuevo cine rumano” (con largos planos secuencia y cámara que escruta desde una distancia justa), la rigurosísima pero nada árida Aquel martes después de Navidad sólo ve, de sus tres protagonistas, lo que ellos están dispuestos a mostrar. El resto lo intuye.

7-Súper 8,

de J. J. Abrams. Con Joel Courtney, Elle Fanning y Riley Griffiths.

2011, 112 min. AVH.

Que una película de monstruos se “caiga” cuando aparece el monstruo es la prueba definitiva de que en una película de monstruos, el monstruo siempre es una excusa para contar otra(s) cosa(s). En este caso, cómo superar la orfandad, cómo abrazar –cuando se está entrando en la adolescencia– las primeras aventuras, los primeros enamoramientos, cómo celebrar la propia infancia y la fe en el cine, cómo hacer de un descarrilamiento de trenes una cifra del caos, como homenajear a los maestros (uno llamado Spielberg, específicamente), cómo retomar algunas de las mejores tradiciones narrativas de la propia cultura (léanse la literatura infantil y el relato de aventuras). Hasta que aparece el monstruo. Pero hasta ahí está todo (muy) bien.