Si un cineasta estadounidense se halla a años luz de eso que llamamos Hollywood, es Terrence Malick, realizador de La delgada línea roja y El nuevo mundo. El árbol de la vida, su película más reciente, lleva al extremo la ruptura con los cánones narrativos del cine mainstream de su país (lo cual produjo, como efecto paradójico, tres nominaciones al Oscar, incluida la de mejor película). Estrenada en el mundo entero en los últimos meses del año pasado, AVH la edita en los próximos días. Definitivamente lanzado a cultivar la vena poética-mística-filosófica que desde siempre subyace a su cine, en El árbol de la vida Malick relaciona la entropía de una familia norteamericana de los años ’50 (probablemente la suya propia) con la génesis del Universo. Con el legendario Douglas Trumbull (especialista en efectos especiales de 2001 y Encuentros cercanos del tercer tipo) aportando big bangs y galaxias en expansión, la ganadora del premio de la crítica internacional a la mejor del 2011 orilla todo el tiempo dos términos que suelen ir de la mano: lo sublime y lo ridículo. Lo seguro es que El árbol de la vida no es la clase de película que se ve todos los días. Motivo más que suficiente para que quien no la vio en cine aproveche ahora su salida en DVD.