Miércoles, 10 de septiembre de 2008 | Hoy
RADIO › OPINIóN
Por Rubén Hallú *
A veces me he preguntado si es posible discernir, dentro de los horrores, uno que sea más espantoso que los demás. Y el dilema que produce el mal absoluto es que no hay una respuesta analítica y racional que pueda poner un orden y una jerarquía dentro del negro universo del terror; la única certeza que tenemos es que cada uno de esos efectos debe ser reparado hasta donde sea posible, cada uno de los responsables debe ser sancionado y, finalmente, cada uno de nosotros debe comprometerse en el esfuerzo simultáneo de no perder la memoria y de no permitir que el horror regrese, nunca más.
Sin embargo, la búsqueda de los niños apropiados, debemos reconocerlo, tiene una singularidad, una condición específica que permite diferenciarla y desagregarla. Y lo interesante de esa búsqueda es el signo de la esperanza, no es el duelo sino la recuperación lo que proyecta esta tarea hacia el futuro. Es una reparación que funciona hacia atrás y también hacia adelante.
Cada uno de los 95 niños recuperados son un triunfo de la vida, un premio a la lucha, al coraje irrenunciable, a la inteligencia, al alma de las Abuelas de Plaza de Mayo y de su titular, Estela de Carlotto, una mujer que desde su serena dignidad, desde su palabra siempre exacta, profunda y prudente, se erige en una representante cabal de lo mejor de los argentinos. Una presencia que nos prueba que lo mejor de nosotros es mucho más grande y más fuerte que lo peor de nosotros, que la historia de nuestros héroes prevalece, definitivamente, frente a la crónica infame de nuestros canallas.
Cada uno de los cerca de 400 hombres y mujeres que en su momento fueron niños apropiados por los ejecutores del terrorismo de Estado son un motivo para seguir, apoyar y estimular la búsqueda; para que todos, desde cada lugar, nos involucremos en ella como una causa nacional de máxima prioridad.
Los trece programas radiales han sido un trabajo conjunto de la Radio de la Universidad y las Abuelas, con la colaboración de más de veinte calificados guionistas y directores y más de noventa actores, a todos los cuales agradezco, tanto desde lo institucional como desde el afecto personal. Este ciclo Radio UBA por la Identidad se concibió como un aporte a la tarea de difundir, de hacer conocer, de seguir haciendo crecer la conciencia social y ciudadana en torno de esta búsqueda, porque sabemos que nunca serán suficientes los esfuerzos por ampliar el conocimiento de la causa de los niños apropiados, y porque asumimos que la Universidad tiene la responsabilidad y el mandato tácito de involucrarse, y los recursos humanos y técnicos para hacerlo.
* Rector de la Universidad de Buenos Aires.
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