El segundo hombre elegante es Furio, un cantante alejado de la gloria que supo conquistar, a pura baladas, boleros, a veces tango, en las décadas del ’60 y ’70. Javier Mossen, protagonista de Tres hombres elegantes, lo conoce en Medellín (Colombia), mientras realizaba un trabajo “infame”: le escribía preguntas a una megaestrella femenina, Gema, que entrevistaba a invitados célebres. “Furio es una mezcla de Sandro y de Cacho Castaña; a mí se me ocurrió escribir este cuento hace cinco años, después de ver el reportaje que le hizo Susana Giménez a Cacho Castaña, donde lo que se decían con los ojos iba por encima de lo que hablaban. Me parecía más importante toda la historia que circulaba entre esas miradas”, recuerda Marcelo Birmajer. Creer o reventar, en este relato, en la trastienda del programa, la mujer de Furio confiesa a productores y guionistas que el cantante necesita, urgente, un transplante de riñón. “Yo entregué el libro a fines de 2005, y hace poco se conoció que Sandro se enojó con el titular del Incucai porque reveló que necesitaba un trasplante. Lo que yo escribí fue anterior a la realidad”, señala, aún sorprendido, el escritor. “La megaestrella que entrevista a Furio está inspirada en Susana Giménez, pero mi personaje es una empresaria de los medios, una editora de fuste. Justamente la metí en el periodismo gráfico para apartarla de la Susana real y utilicé distintas mujeres que conocí en las redacciones. La cuestión es que cuando publico el libro me entero de que Susana Giménez acaba de lanzar una revista. De modo que a través de la ficción profeticé también a Susana como directora de una revista femenina.”