Matías Piñeiro (1982) nació en Buenos Aires. Estudió y actualmente da clases en la Fundación Universidad del Cine (FUC). En 2002 hizo el corto en 16 mm Una mujer silenciosa, y en 2006 fue uno de los once directores de A propósito de Buenos Aires. Es lector apasionado de Sarmiento, al punto de que en su primer largo, El hombre robado, la narración se jalona de acuerdo con los textos del autor de Facundo. “Era un intelectual que optaba por textos híbridos, sirviéndose de herramientas literarias para sostener sus argumentos, y eso me fascina”, justifica.

En Todos mienten, Piñeiro insiste en con esa inspiración literaria. Un grupo de chicos y chicas de veintitantos va a una casaquinta que parece completamente aislada. Una de ellas escribe una novela, en tanto que los otros tratan de planificar un robo y/o se enamoran. En medio de eso, se produce el encuentro ficcional entre el tataranieto de Sarmiento y el de Rosas, lo que alimenta aún más una trama múltiple y compleja que no descuida el humor. “Procuré duplicar la apuesta respecto de la peli anterior, sin modificar los criterios completamente”, especifica el entrevistado. El proyecto se financió con premios que ganó El hombre robado, más el apoyo de la FUC. “Una producción le dio la mano a la otra. Y fue espejo: si en la primera cinta había muchas locaciones, aquí opté por una sola. Si allá había pocos personajes, acá jugué con muchos. Volví a los mismos actores y me incliné por el color. Y estuvo Sarmiento otra vez, por supuesto.”