“Cuando leí La revolución en bicicleta, de Mempo Giardinelli, advertí que era posible contar historias con humor, ironía y un claro sentido crítico, y ambientarlas en un espacio nuestro, reconocido”, dice Orlando Van Bredam. “Advertí que la única salida no era el realismo mágico, sino por el contrario un realismo crítico, una mirada superadora de lo costumbrista sin renunciar al color local. Fue un proceso muy lento, porque en mis primeros libros de cuentos, lo incongruente, lo desmesurado, que también se da en Formosa, propio del realismo mágico, afloraba en todo momento –explica el escritor–. Con Teoría del desamparo me propuse trabajar el concepto de verosimilitud, limitar en todo momento las facilidades del exceso. El motor de esta novela fue la bronca. Descubrí que la bronca puede movilizar el deseo de escribir, en mi caso, mejor que cualquier otro sentimiento. Con bronca hablé de las prácticas oscuras del poder, del desamparo jurídico, de los abusos. Esta bronca reapareció en Rincón Bomba y estuvo presente en algunos pasajes de Colgado de los tobillos, una nouvelle sobre el gauchito Gil, que publiqué en el año 2001.”