¿Cómo observa a la sociedad respecto de su mirada sobre H.I.J.O.S.? ¿Considera que lograron la suficiente legitimidad social y simpatía por los escraches? ¿Nota un apoyo?
–En general, la sociedad no entiende nada qué pasa con los organismos de derechos humanos, aún hoy. Salvo las personas que estamos más cerca o que alguna vez nos hemos acercado a los organismos, que participamos. En general, la gente común no entiende nada: confunde Madres con Abuelas o para ellos H.I.J.O.S. es todo lo mismo. También hay que recordar que en el período del menemismo se los trataba como un “grupo de loquitos” e incluso “peligrosos”, una visión social que no se correspondía. Entonces, mi idea siempre fue clarificar esa cuestión. Se trata de acercar el lado humano y cotidiano de las personas y hacerle entender al espectador común que cualquiera puede ser “otro”. Le hubiera podido tocar a él y ser Hijo le hubiera podido tocar a cualquiera. Entonces, el film se propone mostrar esa perspectiva. Yo no noto un apoyo masivo ni a ellos ni a las Madres. Convengamos que todo lo que fue el terreno de la lucha por los derechos humanos en la Argentina nunca tuvo apoyo masivo. Un fuerte sector piensa que “no le tocó”. Pero cuando a mí me preguntan no digo “yo no tengo ningún desaparecido”. Yo digo que tengo 30 mil desaparecidos.