OPINION
Creencias y entusiasmo
Por Ricardo Holcer *
Persiste, más que existe, el relato de un teatro de representación empecinado en filtrar y jerarquizar desde un saber establecido
que se supone a sí mismo como humanista y progresista. Es el teatro colonizado por el oído policial-cultural que elimina como “ruido” la singularidad de los procedimientos escénicos en pos de una música que ya estaría presente en el texto como verdad única y buen destino. Y no sólo este modelo narrativo de causa (autor-texto) efecto (puesta-actuación) sigue azotando nuestra impaciencia. También los reiterados contrabandos de modelos de ruptura ya canonizados en los festivales europeos.
Lo urgente en nuestro social histórico es reemplazar ese modelo del saber por el de la creencia y el entusiasmo. Creer en la invención de procedimientos como poéticas emergentes. Entusiasmarse con los procesos en movimiento de la obra en el devenir de los ensayos, y según el cuerpo intensificado de los actores. Acontecimiento y texto contaminándose a trompadas en la improvisación estimulada desde la esquina por la dirección. El autor, el actor y todas las poéticas escénicas operando en el mismo campo de producción de sentido. Y de sin sentido. ¡Punch!
Cuando se separan, y el poder cultural se deposita en las oficinas oficiales, las modas o la especulación festivalera, aunque se tenga éxito, se está participando de un desencuentro entre producción y lenguaje que deja al teatro maltratado..
* Director.