Hace casi una década Jimmy Wales fundó, junto a Larry Sanger, la más célebre obra de consulta en Internet. Wikipedia se basó en los principios de la Cultura Libre y la colaboración entre múltiples voluntarios, usualmente llamada “tecnología wiki”. La idea de “crear y distribuir una enciclopedia de la más alta calidad posible, para cada persona del planeta, en su idioma” en pos de lograr “un mundo en el que cada individuo tenga acceso libre a la suma de todo el saber de la humanidad” fue un éxito. Se ramificó en numerosas direcciones –Wikinoticias, Wikcionario, Wikilibros, etc.– y catapultó a “Jimbo” a la fama internacional. Siempre medido, envuelto en su típico saco negro, el emprendedor nacido en Huntsville en 1966 conversó en exclusiva con Página/12.

–Ha llegado en una semana importante. Se acaba de enviar al Congreso un Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales que contribuiría a democratizar la comunicación en el país. ¿Qué aporte puede dar la movida wiki en este tipo de circunstancias?

–El uso más extendido que estamos viendo para los wikis en relación con la circulación de noticias es el de proveer contexto. Una de las situaciones típicas con las que cualquiera suele chocar diariamente es que nos cuentan algo importante y no sabemos los porqué, ni los cómo, ni qué significa para nosotros. En la medida en que podamos expandir esos usos, las noticias podrán ser más inteligentes, porque van a remontarse más allá de las explicaciones básicas.

–Microsoft Encarta anunció que se retira. La Británica está desorientada. ¿Hay futuro para las enciclopedias comerciales?

–No sé. Lo que sí es seguro es que si te dedicás a ese mercado y existe Wikipedia –que es gratis y encima sin fines de lucro– estás en un lío. Por otra parte, intuyo que hay lugar para más de uno. Si distinguen nuestras debilidades, van a sobrevivir. Mire, uno de los datos que me dejó perplejo es que para editar una enciclopedia tradicional, casi el cincuenta por ciento de los costos se iba en el pago de copyright por las imágenes. Y no eran, digamos, “grandes fotos”. Hasta hace poco debían gastar fortunas ahí y recientemente han salido otras opciones. Eso ayuda. Como sea, confieso que no me gustaría estar en sus zapatos.

–Wikipedia pone a disposición de las masas tanta información como nunca antes. Cuando está solo en casa y se pone a soñar sobre los futuros posibles que ese hecho puede habilitar, ¿en qué piensa?

–Una de las áreas en las que imagino un sacudón importante es el alfabetismo. Uno de los inconvenientes para vincular la alfabetización con sociedades que no tienen una situación económica satisfactoria es que hasta ahora –y no sin cierta razón– ellos no veían que leer y escribir les trajera beneficios palpables. ¿Para qué querría invertir tanta energía en aprender eso, si tengo prioridades más urgentes? Desde luego, leer se ha convertido en un elemento más valorable a partir de que mediante los celulares o las computadoras se pueden generar mejores condiciones de vida. Los pequeños agricultores se están coordinando por mensajitos, y lo mismo los pescadores. Si a eso le suma el poder multiplicador del acceso a la red y la info de Wikipedia, el alfabetismo se les aparece como una opción muchísimo más rendidora.

–Y si hace foco un poco más adelante, ¿qué ve?

–Si miramos la historia, nos daremos cuenta de que las revoluciones no se desataron cuando la gente estaba “para atrás”. Al contrario: se dieron cuando a partir de determinadas mejoras, el pueblo entrevió que podía estar mejor y que había una vida más atractiva a su alcance. Entonces aparecieron algunos que empezaron a ilusionarse. You know, aquello de “¡Ey!, estamos acá y podríamos subir este otro escalón. Veamos quién nos está tapando el camino”. Quizás estemos en ese borde. Por eso sé que veremos una catarata de movimientos emergentes impresionantemente buenos. Y también episodios trágicos.

–A propósito: muchos activistas de la Cultura Libre usan trackers para intercambiar archivos. Uno de los más importantes, The Pirate Bay, está siendo perseguido por la Justicia sueca y las multinacionales del entretenimiento. ¿Qué opina de eso?

–Algunos querrán presionar en esa dirección, e irán contra la tendencia general. Pero estamos en la era de la copia. Es más o menos como prohibir la marihuana: encarcelar a los que fumen tendrá un impacto, lo que no significa que sea un mecanismo razonable. Hay muchas opciones más sensatas que quisiera ver aplicándose. No obstante, no importa tanto lo que yo o cualquier individuo aislado “quiera” en una coyuntura en la que copiar se ha vuelto tan sencillo. Hay que ser realistas en ese punto. El tren no va a detenerse.

–Usted se traslada sin descanso de un continente a otro. Y en todos lados se asocia a Wikipedia con una palabra: “educación”. ¿Podría contar qué tendencias globales percibe en ese ámbito?

–Estudiantes de todo el planeta están usando wikis y blogs sin parar, formal e informalmente. La opción más cómoda es quedarse de brazos cruzados y sentenciar que se trata de “fuentes que no son 100 por ciento confiables, y por lo tanto no sirven”. No es una respuesta realista. Lo concreto es que los pibes los utilizan y aprender a lidiar con ellos les va a ser útil. La postura más inteligente sería reflexionar sobre el camino a seguir si encontrás una referencia que no te convence, o si te topaste con un artículo cuya neutralidad está en disputa. ¿Deberías creer en eso? ¿No creer? ¿Deberías dedicar tu tiempo a investigarlo vos mismo? ¿Deberías ignorar el problema? Ese es un enfoque más productivo. Sabemos que lo que genera conocimiento son los diálogos en que no necesariamente hay acuerdo. Por eso los wikis son tan fascinantes: en ellos se ve todo ese fenómeno desarrollándose.