“El teatro independiente está buenísimo, se hace por amor al arte”, enfatiza Savignone, que desde 2001 tiene a su cargo la dirección artística del Belisario. Continúa: “Hay una gran pasión, directores y actores que ganan muy poco dinero y se matan ensayando, y eso no lo tiene el teatro comercial. A veces las obras son de menor calidad, las reflexiones muy chatas, OK. Pero es el semillero cultural teatral”. Desde su experiencia, la principal dificultad de estas salas continúa siendo presupuestaria. “Me ha pasado no sostener grupos porque los actores salen a laburar de otras cosas. ¿Cómo puedo exigir una disciplina de laburo diario sin un mango para un viático?”, cuestiona. Con participaciones en teatros comerciales e independientes, el actor destaca que “la competencia es abismal” y que incluso los medios –tan en tela de juicio últimamente– tienen su cuota de responsabilidad: “¡No te dan bola y sacan a Ricardo Fort!”. Para mal de males, “el gobierno porteño se jacta del teatro independiente, a pesar de que no lo apoya y de que si puede te clausura”.