Domingo, 30 de mayo de 2010 | Hoy
MUSICA
Una foto blanco y negro sobresale en el living de Fito. Se ven él y Roberto Goyeneche, se les ve una carcajada a cada uno, se ve un piano, se ve que fue tomada varios años atrás. “Esto es en casa de él”, cuenta Fito, y acerca el portarretratos. “Yo era el amigo más pibe que tenía Roberto. Fue un tipo que hizo contacto muy rápido con todos nosotros. Me hablaba mucho de Charly, le interesaba su música. Me acuerdo que en Sur, en aquellas sesiones de él con Marconi, yo escuchaba cómo armonizaban, el swing que tenían, cómo se seguían uno al otro, aprendía de ellos. Había unas sesiones muy hermosas de ellos dos cuando filmamos Sur con Pino, se quedaban ahí en un rinconcito, y yo estaba con la oreja muy atenta.”
–¿Se quedaban ensayando?
–¡Tocando y chupando! (risas). Atesoro esas sesiones, sus conciertos en Homero, y sus discos. Era un músico extraordinario. Los Estados Unidos dieron a Sinatra, y nosotros tenemos a Roberto. El inventó una forma de frasear de gran libertad, y a la vez de un gran rigor.
–¿Cree que fue el puente con otros géneros?
–Uno de los puentes. Porque Astor era más riguroso. El nos dijo: “Chicos, vayan a estudiar”.
–Y estaba bien...
–¡Estaba bien! (risas).
–¿Y en el folklore, el puente fue Mercedes Sosa?
–En la canción. Desde el folklore, pero a través de la canción. Ella abre el juego y canta “Inconsciente colectivo”. También les sirve de nexo a los de su generación, diciéndoles: “Muchachos, cuidado, pónganse a escuchar también estas cositas”. Ella tenía esa gran mentalidad, esa apertura. Sabía que las disputas de género son menores y mezquinas.
–Con usted tuvo una relación de mucho cariño, ¿no?
–Sí, me quería mucho, como yo a ella. Me retaba: “Pórtese bien, me contaron que se está portando mal...” (risas). Y yo: “Bueno, pero escuche, tengo esta musiquita...”. Era muy mamá.
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