Jueves, 21 de octubre de 2010 | Hoy
TEATRO
Actor y director de teatro varias veces premiado, intérprete de cine y TV, Lorenzo Quinteros ha participado en numerosos espectáculos, entre los más recientes en Marat/Sade, como protagonista, y en Tango turco, dirigiendo. Y esto, luego de finalizar Fin de partida, de Samuel Beckett, con Pompeyo Audivert. “Me encantó hacer Sade, personaje con una faceta bien distinta de la del Hamm, de Beckett, que es puro cuerpo”, señala Quinteros. “Sade es puro cerebro, puro intelecto, brillo de la razón. Hamm es cuerpo y sufrimiento del cuerpo. Es el cuerpo enfermo, podrido, yéndose a la muerte. También me gustó dirigir Tango..., de Rafael Bruza.” En esa doble función, confiesa no colocar en un nivel de competencia al actor con el director: “Me disocio, debe ser esquizofrenia pura”.
En cine trabajó últimamente en Elegía de abril, dirigido por el escritor y realizador Gustavo Fontán (La madre, El árbol): “Gustavo construye a base de ritmos, de imágenes y no tanto de historias. Pide que improvise como actor. En teatro también estoy ensayando con Bernardo Cappa a partir de improvisaciones. Me interesa esta instancia. No trabajaba igual desde Porca miseria, una obra de creación colectiva, de 1975”. Esa forma de organización, considera, representa a los más jóvenes: “No quiero generalizar, porque hay autores que son grandes poetas de la escena, y desestimarlos es absurdo. Pero a veces el dramaturgo convierte en algo rígido el hecho teatral. El actor se siente muy ceñido al texto, a la estructura. No es casual que la creación colectiva tome fuerza en los estudios de teatro”.
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