Pablo Rago confiesa que al comienzo se miraba al espejo y no se veía parecido a Manuel Belgrano. “Igual, cuando le conté a la mamá de mi hijo que me habían contactado para hacer este papel, me miró y me dijo ’pero che, la verdad es que sí te parecés’”, relata. Es cierto: por momentos, la semejanza entre el actor y la cara que está en los billetes de diez pesos es sorprendente. Durante la conversación con Página/12 el artista no se quita los anteojos de sol. Tras verlo vestido de militar, cabalgando y arengando tropas dentro de la pantalla, ese detalle de los lentes transforma su imagen en una especie de recreación pop del creador de la bandera.

“En cuanto al carácter –sigue Rago–, me puse en el lugar de un individuo corriente al que le toca enfrentar circunstancias extraordinarias. Belgrano luchó por una revolución distinta a la que defendían los aristócratas de Buenos Aires. Como Moreno, él no sólo quería independizarse, sino modificar la estructura social y colaborar para que surgiera un Hombre Nuevo.” Meterse así con figuras insignes es un riesgo, y seguro que se van a venir críticas y cuestionamientos. Nada de eso opaca el mérito de estar abriendo el juego a la reinterpretación y la polémica.

En el elenco participaron Valeria Bertuccelli, Mariano Torre, Guillermo Pfening y Paula Reca, entre otros. “Tengo la sensación de que ‘pintamos’ a Belgrano desde un ángulo necesario y poco común. Vos no sabés la cantidad de veces que me han preguntado ‘¿che, y es verdad que era gay?’. Esa clase de enfoques tienen que ver con la ignorancia, con desviar la mirada de los asuntos fundamentales”, subraya el entrevistado. Antes de despedirse, admite que su vínculo con la política ha tenido altibajos. “Yo estuve muy decepcionado y ahora eso está cambiando. Frecuentemente estoy de acuerdo con este gobierno, y me entusiasma saber que tipos a los que yo respeto –como Víctor Hugo, Horacio Fontova y Juan Pablo Varsky– coinciden en que los Kirchner han impulsado algunas medidas que están muy bien”, concluye.