En el departamento no se escucha a Uma, pero sí a su mamá, en una habitación contigua al living donde se apilan cantidad de libros y discos. La nena tiene 5 años y ya firmó en un disco: Luck. En... ¿coros? ¿Efectos? “Estuvo muy cerca. De hecho, el orden de los temas lo elegimos en un juego con ella: pusimos los nombres de las canciones en un sombrerito y fuimos sacando.” Algo tan simple e inmortal como sacar conejos de la galera. “Ella ya entiende algunas cosas de la ‘magia’, como por ejemplo un programa que usa para deformar caras. Con 5 años, ya tiene idea de la manipulación de la imagen; me parece importante porque los nenes de hoy soportan muchas presiones desde muy chicos, que sobre todo tienen que ver con el cuerpo, con la apariencia y con el dinero”, analiza. No le molesta que existan los Jonas Brothers o High School Musical, y menos si sirven para acercar a los niños a la música. Lo que no le gusta es que se hagan los rockeros, porque su música no tiene ningún elemento de rock y le parece que se meten con algo muy importante como es la tradición del rock. Y es cierto que preferiría otra información musical para los chicos: “Por un lado está ese Disney de Jonas Brothers, pero las películas clásicas de Disney tienen algo indudable: que exponen a los chicos a una música increíble”.