Domingo, 13 de marzo de 2011 | Hoy
RADIO
Conductora durante el primer año de 6,7,8, Oliván decidió marcharse del programa que se emite por Canal 7 a fines de enero de 2010 por no sentirse representada plenamente por el ciclo. A los meses, la periodista publicó el libro 6,7,8. La creación de otra realidad (Paidós), en donde, en un diálogo junto al sociólogo Pablo Alabarces, analizó el fenómeno político, televisivo y mediático que produjo el programa producido por PPT, desde el conocimiento interno de haber trabajado allí. “El programa expresa mucho lo que yo pienso, pero no comparto sus formas”, cuenta Oliván. “Quería que se diera la discusión, pero no me sentí quién para juzgar o atacar a colegas. Tampoco me gusta hacerlo. El humor ácido, la ironía y las calificaciones sobre colegas de trayectoria me puso en un lugar incómodo. Hablé con los productores de la posibilidad de darle un tono más moderado a los informes y, como no había ese espacio, esperé que terminase mi contrato y me fui”, relata. ¿Qué es lo mejor de 6,7,8 y qué lo peor? “Lo mejor es que puso una cuña para que un montón de gente vea una realidad que estaban haciendo invisible. Si esa cuña fuese una falacia, el programa no habría generado tanta polémica ni habría tanto público que lo mira diariamente. Si generó todo eso es porque esa cuña era necesaria: había un montón de gente que no encontraba en los medios la realidad que percibía. Lo negativo es que elevó el tono de la discusión a un nivel de agresividad que no está bueno ni me parece positivo para enriquecer el debate. De todas maneras, también me parece violento manipular la información para presentarla como verdad desde un lugar independiente, cuando se está operando para un interés económico o político.”
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