Miércoles, 29 de marzo de 2006 | Hoy
TELEVISION › OPINION
Por Juan Minujin *
Me tocó filmar una escena sexual gay en la película Un año sin amor, de Anahí Berneri, y hoy creo que no es tan diferente hacerlo con chicos o con chicas ante la cámara. En cine, una escena íntima incluye diez personas en el set, hay algo muy mediatizado; todo el equipo se pone tenso, se hacen menos chistes... La escena sexual en sí no me provoca incomodidad, pero puede haber momentos difíciles. Secreto en la montaña, por contexto y época, trata el tema del sexo gay tapado, la tensión entre la vida familiar heterosexual y lo escondido. En cambio, Un año... construye todo su universo en torno a lo gay, no propone contrastes entre lo gay y lo heterosexual. Secreto... es de amor, Un año... es de sobrevivencia. Secreto... funcionaría si no fuera un amor entre hombres. Pero que sea una película tan masiva expone a gente a un beso entre varones y provoca risas con mucha tensión; se escucha gente que dice: “Qué locura la unión civil”. Sigue habiendo la sensación de que es una enfermedad. ¿Cómo me recuerdo ante la escena sexual? Me apoyo en el otro actor, sé que puede ser divertido, pero incómodo. Me molesta que todo el equipo me vea en bolas; es difícil estar comiendo con todos ellos un plato de ravioles y diez minutos después tener un grado tan alto de exposición.
* Protagonista de Un año sin amor.
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